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El BCE insta a los bancos a incentivar las buenas prácticas de sus clientes en materia medioambiental con precios inferiores

El BCE insta a los bancos a incentivar las buenas prácticas de sus clientes en materia medioambiental con precios inferiores

El Banco Central Europeo (BCE) insta a los bancos a incentivar las buenas prácticas de sus clientes en materia medioambiental con precios inferiores dentro de la guía sobre riesgos relacionados con el clima puesta a consulta pública esta semana para testar la opinión de la industria y otros agentes interesados hasta el 25 de septiembre.

«Se espera que la fijación de precios de los préstamos de la entidad refleje los diferentes costes determinados por los riesgos relacionados con el clima y medioambientales», señala el organismo, en línea con las propias reglas de capital, que ya obligan a ajustar los precios a los riesgos y costes realmente incurridos.

El documento apunta de forma clara la «posibilidad de incentivar a sus clientes para que presten la debida consideración a los riesgos relacionados con el clima», ya que limitar dicha exposición contribuiría a mejorar la propia solvencia de la entidad y su capacidad de resistencia frente a dichas exposiciones.

«Esto podría suponer, por ejemplo, ofrecer descuentos en el tipo de interés para los préstamos medioambientalmente sostenibles o ligar el tipo de interés del préstamo a la consecución de un objetivo de sostenibilidad por el cliente», invita el BCE.

A la inversa recuerda que el precio debe recoger los riesgos, instando a las entidades a tener «en cuenta» circunstancias como «las áreas expuestas a mayores riesgos físicos climáticos, como inundaciones o sequías» que pueden experimentar repuntes de impagos como, por ejemplo, «un mayor cargo por coste del crédito» o «mediante la diferenciación de los costes de financiación de los activos especialmente afectados por el riesgo físico y de transición».

El BCE conmina a las entidades a que «integren» los riesgos relacionados con el clima y medioambientales en su estrategia de negocio, gobernanza, gestión y comunicación de los riesgos «dado que son factores de las categorías de riesgos prudenciales existentes y pueden tener un impacto sustancial en la economía real y en las entidades de crédito».

Su iniciativa se enmarca dentro de iniciativas como el Acuerdo de París sobre el cambio climático y la Agenda 2030 de la ONU para el Desarrollo Sostenible, que está moviendo a los gobiernos a avanzar en todo el mundo hacia unas economías bajas en carbono y más circulares. El Pacto Verde Europeo establece a su vez el objetivo de convertir Europa en el primer continente climáticamente neutral en 2050 y para ello se espera que el sector financiero desempeñe «un papel fundamental».

Para avanzar en este camino y evitar, al tiempo, exposiciones arriesgadas en las carteras el BCE pide a las entidades diseñar una política de riesgos específica, con involucración directa de los consejos de administración y comisiones de auditoría, e, incluso, introducirlos en sus pruebas de resistencia.

Si bien la guía no es vinculante para las entidades, sino «una base para el diálogo supervisor», el BCE anuncia que solicitará a los grandes bancos que supervisa directamente que le reporten a finales de este año en qué aspectos se «apartan» o incumplen sus recomendaciones y espera que el resto de entidades de tamaño inferior hagan lo mismo con los supervisores nacionales.

El organismo justifica su gestión por los múltiples riesgos que un mal control puede entrañar para las entidades. «Se espera que las entidades tengan en cuenta cómo podrían afectar negativamente a la continuidad de las operaciones los acontecimientos relacionados con el clima y en qué medida la naturaleza de las actividades de la entidad puede aumentar los riesgos de reputación y de responsabilidad», refiere.

Un clima cambiante con acontecimientos meteorológicos extremos «más frecuentes y cambios graduales en el clima», puede entrañar un impacto financiero directo provocando «daños en los bienes o una disminución de la productividad» o, incluso, «la interrupción de las cadenas de suministro».

Asimismo, avisa del riesgo de transición que puede ocasionar pérdidas financieras con el simple proceso de ajuste a una economía más baja en carbono y más sostenible desde el punto de vista medioambiental si se aplican políticas medioambientales repentinas o cambian las preferencias del mercado.

«Los factores de riesgo físico y de transición afectan a las actividades económicas, que a su vez repercuten en el sistema financiero. Esta repercusión puede producirse directamente, a través de, por ejemplo, una menor rentabilidad empresarial o una devaluación de activos, o indirectamente, a través de cambios macro-financieros», avisa el organismo.

A título ilustrativo recuerda un estudio de 2006 de la Junta de Riesgo Sistémico que elevaba las exposiciones del sector financiero europeo (banca, seguros, fondos de pensiones, etc) a los combustibles fósiles a un billón de euros, estimando pérdidas potenciales de entre 350.000 y 400.000 millones, incluso en un escenario de transición ordenada.

El propio BCE estimó en otro análisis el pasado año que el 15% de las exposiciones de la banca están en las empresas más intensivas en carbono y advierte de que buena parte de las entidades han abordado este desafío «desde el punto de vista de la responsabilidad social corporativa y no han desarrollado aún un enfoque integral de gestión del riesgo».

Si bien reconoce que el cambio climático tiene una amplia repercusión en cuanto a las actividades empresariales y las áreas geográficas afectadas, apunta que los sectores que pueden verse más probablemente afectados por el riesgo climático y la transición y que obligarán a afinar la gestión son, entre otros, la agricultura, la silvicultura, la pesca, la sanidad, la energía, el transporte y las infraestructuras y el turismo, junto al sector energético.

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