El CSIC busca un envase biodegradable que alargue la vida útil de alimentos
El proyecto YPACK, financiado por la Unión Europea y liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha desarrollado y patentado un material a partir de subproductos de la industria alimentaria como alternativa al envasado tradicional de alimentos.
El nuevo envase puede alargar la vida útil de carnes, pescados o verduras, y degradarse en un periodo máximo de 90 días desde que se desecha, a la vez que puede reducir el desperdicio de comida, que es uno de los objetivos de la estrategia de la bioeconomía circular de la UE, según informa el CSIC en un comunicado.
YPACK, que concluye en octubre de este año, es un proyecto cuyo objetivo es ampliar la producción y validar comercialmente dos soluciones innovadoras de envasado de alimentos basadas en polihidroxialcanoatos (PHAs): una película de contacto alimentario y una bandeja, ambos totalmente compostables.
Tras desarrollar la película de contacto, ahora un equipo multidisciplinar de 21 socios de 10 países miembros de la UE ha creado un envase compostable fabricado de un material sostenible, poli(3-hidroxibutirato-co-3-hidroxivalerato) (PHBV), que se produce a partir de suero de queso y microcelulosa de cáscaras de almendras.
«El paquete ideal implica huellas de carbono e hídricas más bajas, es biodegradable en el medio ambiente y compostable, hace uso de desechos o subproductos, está diseñado ecológicamente, es seguro y tiene las propiedades de conservación adecuadas para minimizar el desperdicio de alimentos. YPACK está cumpliendo con esta visión», según José María Lagarón, investigador del CSIC en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC) y coordinador del proyecto.
Los expertos han buscado que, además de biodegradables, los envases sean activos (participen de forma activa en la conservación del producto). Los resultados en fase piloto muestran el potencial de los envases activos de base biológica para aumentar la vida útil de los productos frescos como carne, frutas, verduras y pasta fresca.
El siguiente paso, según el CSIC, consistirá en evaluar la validez del envasado industrial en este tipo de productos frescos, que son los que más se desperdician, para lo cual se llevará a cabo un perfil del consumidor y un estudio de mercado para identificar las preferencias de los consumidores y las necesidades del mercado y combinarlas con las nuevas regulaciones de la UE y el desarrollo de materiales de embalaje.
Por el momento, el proyecto YPACK ha hecho un estudio preliminar que incluyó a más de 7.000 consumidores de siete países (Dinamarca, Francia, Hungría, Países Bajos, Portugal, España y Turquía). Los resultados muestran la aceptación del uso de cáscaras de almendras y suero de queso en los materiales de envasado de alimentos así como las tecnologías de envasado pasivo y activo.
Sin embargo, «debido a restricciones regulatorias dentro de la UE, el embalaje final de YPACK no contendrá, en primera instancia, una capa activa, sino que estará hecho exclusivamente de PHBV biodegradable», destaca el comunicado.