Cómo prevenir la fiebre del Nilo Occidental
El virus del Nilo Occidental es una enfermedad infecciosa que apareció por primera vez en los Estados Unidos en 1999. Mosquitos infectados diseminaron el virus que la causa. Las personas que contraen el virus no suelen tener síntomas o presentan síntomas leves. Los síntomas incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores de cuerpo, erupción cutánea o ganglios linfáticos inflamados.
Sin embargo, si el virus entra al cerebro puede ser mortal. Puede causar una inflamación del cerebro llamada encefalitis o inflamación del tejido que rodea el cerebro y la médula espinal, llamada meningitis. Un examen físico, su historia clínica y pruebas de laboratorio se utilizan para diagnosticarlo.
Las personas mayores y aquellos con sistemas inmunitarios débiles están en mayor riesgo. No existen vacunas o tratamientos específicos para la enfermedad en humanos.
El virus del Nilo occidental circula entre aves silvestres y migratorias transmitiéndose mediante la picadura del mosquito común (Culex spp.). Los mosquitos del género Aedes (mosquito tigre) pueden infectarse en el laboratorio, pero su papel en la transmisión a la naturaleza es dudoso.
A mayor número de mosquitos, mayor riesgo de transmisión de la enfermedad en una zona determinada. El mayor o menor número de mosquitos de una región dependerá de muchos factores, pero las altas temperaturas y la presencia de aguas estancas donde puedan depositar sus huevos y desarrollarse las larvas son factores importantes.
En aves silvestres, el virus puede replicarse hasta alcanzar altos niveles, lo que facilita que se infecte un gran número de mosquitos al alimentarse de ellas. Son estos mosquitos los que transmiten la enfermedad a caballos y personas y aunque estos pueden sufrir la enfermedad, el virus no puede alcanzar altos niveles y no puede pasar de ellos a nuevos mosquitos, por lo que se les considera un “callejón sin salida” en la transmisión.
En España, las marismas del Guadalquivir son el lugar donde se han localizado los brotes más recientes en caballos y personas. Esta región reúne todas las piezas clave para la transmisión: se encuentra directamente en la ruta de numerosas aves migratorias de África y Oriente medio, tiene una gran población local de aves silvestres, y se compone de tierras cálidas y anegables donde abundan las larvas de mosquitos Culex.
El virus del Nilo Occidental se puede transmitir también por:
- Transfusión sanguínea de alguien enfermo: esta ruta es improbable en España ya que la sangre de donantes suele testarse para el virus del Nilo Occidental.
- Vía materno-fetal: es posible que una madre transmita a su hijo el virus in útero, pero esta posibilidad es muy pequeña, y la infección por dicho virus en fetos no se asocia a consecuencias graves en el niño.
- A través de la lactancia materna: hay un único caso reportado en Estados Unidos y sin consecuencias graves para el bebé.
Los datos demuestran la importancia de adoptar medidas de control frente a los mosquitos. Las medidas para protegerse frente a la enfermedad incluyen:
- Usar repelentes.
- Utilizar mosquiteras.
- Eliminar aguas estancadas, por ejemplo, en maceteros o barreños, que los mosquitos utilizan para poner sus huevos.
- Evitar permanecer al amanecer y al atardecer, que es cuando los mosquitos están más activos, en ambientes exteriores donde proliferan estos insectos.