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Los precios dinámicos en los conciertos, ¿un abuso para los consumidores?

Los precios dinámicos en los conciertos, ¿un abuso para los consumidores?

La reaparición de grandes bandas como Oasis o el éxito de artistas como Taylor Swift ha desatado una fiebre entre los fans para conseguir entradas. Sin embargo, muchos se han encontrado con una realidad que ha generado quejas: los precios dinámicos. Este sistema de venta ajusta los precios en función de la demanda, lo que ha hecho que algunos boletos pasen de 130 euros a 350 en cuestión de horas, según varios ejemplos recientes.

Carlos Moreno, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), explica que el auge de los conciertos como «experiencias inmersivas» ha incrementado la disposición de los asistentes a pagar precios elevados. Pero este fenómeno ha provocado una creciente frustración entre los consumidores, quienes ven cómo las entradas se vuelven inalcanzables en eventos de alta demanda.

¿Qué son los precios dinámicos?

Los precios dinámicos ajustan el valor de las entradas según la demanda en tiempo real, similar a lo que sucede con los billetes de avión o las habitaciones de hotel. Esta estrategia, utilizada por grandes plataformas como Ticketmaster, ha generado malestar entre los fans. En algunos casos, los consumidores han acusado a las plataformas de fijar precios abusivos y de no ofrecer suficiente información sobre los factores que influyen en los incrementos de precio.

Jordi Moguel, experto en derecho del consumidor de la UOC, señala que «algunas plataformas podrían estar infringiendo las normativas de competencia y protección al consumidor», al no ser transparentes sobre cómo se fijan los precios o si generan discriminación entre usuarios. Esto podría considerarse desleal según la Ley de Competencia Desleal, ya que crea decisiones de compra impulsivas a través de largas esperas y aumentos súbitos de precios.

Falta de regulación y desprotección

Actualmente, no existe una normativa específica en España ni en la Unión Europea que regule los precios dinámicos en la venta de entradas. No obstante, se espera que futuras normativas europeas, como el Reglamento de Servicios Digitales, establezcan reglas más claras para garantizar la transparencia y la protección de los consumidores. Moguel sugiere que las plataformas deberían informar adecuadamente sobre los factores que determinan la fluctuación de los precios, además de limitar los incrementos injustificados.

La falta de regulaciones no solo afecta a quienes intentan asistir a conciertos, sino que también podría influir en la equidad del mercado. Moguel destaca que ya hay precedentes, como la Sale of Tickets Act en Irlanda, que regula la reventa de entradas y que podría expandirse para abordar la cuestión de los precios dinámicos en el futuro.

Una experiencia que va más allá de la música

El aumento del precio de las entradas no es solo una cuestión de demanda, sino que también responde a la creación de eventos más elaborados. Hoy en día, los conciertos ya no se limitan a la música, sino que incluyen elementos inmersivos como luces, pulseras luminosas y pirotecnia, lo que eleva las expectativas y, en consecuencia, los precios. Según Moreno, esta tendencia lleva a que los asistentes exijan más calidad en todos los servicios, desde la restauración hasta la seguridad, y sean más críticos cuando las condiciones no están a la altura.

A pesar de la mayor disposición a pagar por estas experiencias, el alto coste ha tenido un impacto directo en la asistencia. Según un estudio de Ticketmaster, en 2023, el 36 % de los consumidores dejó de asistir a eventos musicales debido al precio de las entradas. Otros factores incluyeron la falta de interés en los eventos (23 %), la falta de tiempo (21 %) y el agotamiento de entradas (20 %).

Un equilibrio necesario entre promotores y consumidores

El uso de precios dinámicos ha transformado la experiencia de compra de entradas, y aunque permite a los promotores maximizar ingresos, también plantea retos importantes para los consumidores. En este escenario, una mayor regulación y transparencia serán clave para proteger a los usuarios y evitar abusos en el futuro.

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