Los agricultores denuncian el etiquetado engañoso en sandía y melón
Apenas ha despegado la primavera y ya tenemos los primeros fraudes en las fruterías a costa de la fruta de verano. Sintetizada en melones y sandías, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) pone el grito en el cielo al comprobar que se generan graves incumplimientos en el etiquetado de frutas en los lineales de la gran distribución.
Tal y como explican en su página web, exigen que el etiquetado sea fiel a la realidad y que cumpla con la normativa actual de etiquetado en la venta de frutas y hortalizas al consumidor y no juegue con el origen de los productos. Del mismo modo, insta a que las comunidades autónomas y los ayuntamientos tomen cartas en el asunto en una realidad que cada temporada se repite.
Según explica Andrés Góngora, Responsable Estatal de Frutas y Hortalizas de COAG, «este tipo de movimientos forman parte de la clásica estrategia de supermercados e hipermercados en el inicio de nuestra campaña de fruta de verano».
Una circustancia que aprieta aún más las tuercas del productor español, que aún no ha entrado en campaña, pero al que ya se fuerza en primavera con una «entrada masiva de importaciones para presionar de forma artificial los precios a la baja».
La trampa, como explican, se produce en melones y sandías que provienen de Brasil o de Senegal y donde sí se etiquetan como tal cuando se comercializan en entero. Sin embargo, indica COAG, a la hora de servirlos partidos, ya sea a la mitad o en cuartos, los etiquetados apuntan a un origen español.
Esta situación de fraude, además de posibilitar el engaño al consumidor, afecta a la trazabilidad del producto al no reflejar el origen. Por este motivo, la coordinadora agraria además protesta por las intenciones de las distribuidoras, ya que éstas siempre apuntan a una priorización del producto nacional y su trazabilidad.
Entre las quejas y las demandas, COAG insiste en que «la distribución continúa importando productos de terceros países, afectando a nuestra salida a los mercados, especialmente si ni siquiera se advierte el origen real de esas frutas», lo cual supone una vulneración de la ley en una situación que afecta a la libertad de elección de los consumidores.
