Bruselas autoriza recortar beneficios extra de las eléctricas para adelgazar la factura 

En plena invasión de Rusia a Ucrania, el Ejecutivo comunitario ha propuesto el esbozo de un nuevo plan energético con el objetivo de romper la dependencia europea de los combustibles fósiles rusos en el 2030 y reducirla en dos tercios ya a finales de este año. Hay que «dejar de importar hidrocarburos que llenen los bolsillos de los oligarcas rusos», sostenía el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, en una comparecencia conjunta con la comisaria de Energía, Kadri Simson.

Bajo el nombre REPowerEU, Bruselas ha puesto sobre la mesa una batería de medidas para paliar los efectos de la guerra sobre los precios energéticos, entre las que destaca la autorización a los Estados para recaudar parte de los beneficios extraordinarios que están obteniendo las compañías eléctricas a cuenta del fuerte encarecimiento del gas natural. El objetivo es dedicar esos recursos a reducir la factura eléctrica de los consumidores. Y es que, «según la Agencia Internacional de la Energía, estas medidas fiscales podrían generar hasta 200.000 millones de euros en el 2022 para compensar parcialmente el encarecimiento de las facturas energéticas» aseguran desde la Comisión.

Este recorte sobre los conocidos como beneficios caídos del cielo se podrá aplicar hasta el 30 de junio, no podrá ser ser retroactivo y deben permitir a los productores de electricidad cubrir sus costes, así como proteger el mercado a largo plazo y las señales de precio del carbono.

La Comisión también estudiará mecanismos para optimizar el diseño del mercado de la electricidad para aprovechar los beneficios de las energías de bajo coste, así como un marco de ayudas para empresas afectadas por las crisis que se enfrentan a altos costes energéticos. En este sentido, los Estados miembros podrán redistribuir los ingresos de los altos beneficios del sector energético y el comercio de emisiones hacia los consumidores.

La normativa europea sobre subvenciones también abre la puerta a los países de la Unión Europea a ofrecer apoyo a las empresas afectadas por los altos precios de la energía y reducir su exposición a su volatilidad a medio y largo plazo.

Bruselas también se ha pronunciado respecto a la posibilidad de intervenir los mercados energéticos. Una medida «muy interesante, que España había propuesto hace meses y es muy importante para evitar que los altos precios del gas penalicen a los recibos de la electricidad», en opinión del eurodiputado socialista gallego Nicolás González Casares. Un planteamiento ante el que el Ejecutivo comunitario se había mostrado muy reacio, «pese a que hay que ir más allá para conseguir desligar los precios del gas de los precios de la electricidad», zanjaba González Casares.

Por lo tanto, Bruselas se ha abierto así a estudiar todas las opciones posibles de medidas de emergencia para limitar el efecto de contagio de los precios del gas en los precios de la electricidad, como límites de precios temporales. De todas formas, la Comisión no pone fecha para este anuncio ya que no presentará una propuesta definitiva hasta que no disponga del informe que prepara la Agencia de Cooperación de Reguladores de la Energía (ACER) y que se conocerá en abril. Un plan que se enmarca dentro de la principal reivindicación de España y de otros países como Francia para rebajar la factura de la luz. En la actualidad, el mercado eléctrico europeo tiene un diseño marginalista, que se traduce en que es la tecnología más cara -en este momento es el gas- la que fija el precio mayorista de la luz.

Desplegar el uso de renovables

El Ejecutivo comunitario busca también acelerar el despliegue de renovables para reducir la demanda de gas ruso en la Unión Europea en dos tercios antes de fin de año y para ello proponen mayores volúmenes de producción de biometano e hidrógeno renovable. También reducir más rápidamente el uso de combustibles fósiles en hogares, edificios e industrias impulsando la eficiencia energética, aumentando las energías renovables y la electrificación, y abordando los cuellos de botella de la infraestructura. «La guerra de Putin en Ucrania demuestra la urgencia de acelerar nuestra transición ecológica», agregó Timmermans.

Reservas de gas para el mes de octubre

El plan de Bruselas incluye también dentro de esa propuesta legislativa, que la Comisión Europea pretende presentar en abril, establecer que las reservas de gas comunitarias deben estar al 90 % de su capacidad a fecha 1 de octubre de cada año. Un dictamen que implicará coordinación y control de los niveles de aprovisionamiento bajo el principio de solidaridad entre Estados miembros pese a que Simson aclaró que «para las semanas que quedan de este invierno, Europa tiene suficientes cantidades de gas».

De todas formas, la UE destaca en su comunicado que hay que diversificar el suministro de gas, a través de mayores importaciones de GNL y gasoductos de proveedores no rusos como Catar, EE UU, Egipto o el este de África. La diversificación de proveedores podría efectuarse también a través de los gasoductos de Azerbaijan, Argelia o Noruega, que podrían suministrar 10.000 millones de metros cúbicos de gas adicionales al año.

Soluciones al cierre del grifo del petróleo

Rusia ingresa 285 millones de dólares al día por satisfacer la demanda de petróleo de Europa, según un estudio elaborado por Transport & Environment. Una organización que clama a Europa para que se una a un embargo global del petróleo ruso para dejar de financiar la invasión de Putin en Ucrania. El análisis estima que Rusia recibió 104.000 millones de euros de las exportaciones de crudo a Europa y al Reino Unido el año pasado, lo que supone una cantidad notablemente superior a los ingresos por gas que se cifran en 43.400 millones de euros. El director ejecutivo de este lobi europeo señalaba que «Europa está enviando más de un cuarto de billón a Putin todos los días» y que «es hora de mejorar en gran medida la eficiencia del transporte y acelerar la electrificación del transporte para reducir nuestro consumo de petróleo».

Por su parte, respecto al crudo, la comisaria de Energía, Kadri Simson tan solo señaló que la mayor parte de los Estados miembros cuentan con reservas para 90 días o más, en caso de que haya cortes de suministro por parte de Rusia. Un apartado que apenas se contempla en el documento ante el que potencias como Estados Unidos ya se han pronunciado de manera drástica.