Comercio justo para unas navidades más sostenibles y un consumo más respetuoso con el planeta
No somos conscientes del poder que tienen nuestras decisiones de compra, tanto que pueden impulsar el cambio hacia un sistema económico más sostenible. La pandemia de la covid-19, que pronto cumplirá dos años, ha transformado a la sociedad y combinar consumo y eco-responsabilidad es posible gracias al comercio justo.
Inmersos como estamos en las fiestas navideñas, es el mejor momento para tomar conciencia. No solo es el mes más consumista de todos, sino que se prevé que sea el año que también lidere ese ranking. La consultora Deloitte advierte de que esta Navidad el consumo crecerá un 14% por encima del nivel prepandemia.
La opción de comprar productos de comercio justo no es nueva. Comenzó en Estados Unidos hace ya más de 70 años, cuando los agricultores luchaban contra los bajos precios del mercado internacional y los altos márgenes de los intermediarios. En España, ese movimiento no llegó hasta 1986.
Pero ¿en qué consiste? Es un sistema de comercio que busca una mayor equidad y mayor justicia prestando atención a derechos sociales, económicos y ambientales. Y ha desarrollado un modelo comercial que protege esos derechos.
Y ¿cómo se le reconoce? Hasta ahora está avalado por la Organización Mundial de Comercio Justo (WFTO, por sus siglas en inglés) que evalúa y certifica entidades que son las que se encargan de velar porque la producción y comercialización de los productos se hagan bajo unos estándares establecidos. Ahora mismo estas certificadoras son: Fairtrade International, Ecocert, Fundeppo, IMO-fair for life y Naturland.
Adicionalmente, Oxfam Intermón, también trabaja con grupos muy pequeños o nuevos en el movimiento de Comercio Justo.
El sello de comercio justo
Las certificaciones garantizan la trazabilidad en toda la cadena de suministro hasta el consumidor final y ayudan a transmitir a los clientes y a la sociedad los valores de responsabilidad y sostenibilidad.
Para ello, se debe cumplir a lo largo de todo el recorrido de la cadena de producción y distribución varios principios, como la creación de oportunidades para productores con desventajas económicas, que en todo el proceso haya transparencia y responsabilidad, que las prácticas comerciales sean justas o que se pague un precio justo.
También son productos en los que no hay trabajo infantil y/o trabajo forzoso, ni discriminación, además de igualdad de género y libertad de asociación. En definitiva, es importante que haya buenas condiciones de trabajo, que se desarrollen capacidades, y se respete el medio ambiente.
¿Y qué se puede comprar? Principalmente, productos de alimentación que copa más del 97% de las ventas, aunque el cacao y los dulces son los productos estrella. El café es otro producto emblemático del comercio justo aunque cada año pierde peso. El té y otras infusiones de Comercio Justo son otros de los productos elegidos por los consumidores, así como el arroz, cereales, pasta o bebidas.
Pero hay vida más allá de la alimentación, en un pequeño porcentaje también se compra textil (ropa y hogar), complementos y decoración, además de productos de higiene y cosmética.
Prácticas comerciales justas
Para hacer llegar al consumidor los productos, estos deben realizar un recorrido ético y justo hasta los hogares. Por ejemplo, una de las entidades de este movimiento, Fairtrade, certifica toda la cadena de aprovisionamiento bajo la supervisión de la auditoría independiente Flocert.
Su objetivo es que haya todo un sistema global centrado en garantizar que se protege el medio ambiente y se respetan los Derechos Humanos de los casi 2 millones de agricultores y trabajadores que trabajan y colaboran con Fairtrade en los 71 países donde se cultivan y producen los productos con sello Fairtrade de Comercio Justo.
Y es que prácticamente el comercio justo es transversal en los 17 objetivos que establece la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Situación en España
El comercio justo ha crecido un 384% desde 2015 hasta 2021 en España, según la asociación Fairtrade Ibérica, que augura un final de año «muy fructífero» para este tipo de comercio.
En 2021 se han vendido más de 136 millones de euros a través de 325 marcas y 1.895 productos, lo que supone un incremento del 4% en marcas y 9% en surtido con respecto al año anterior.
Por su parte, el informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo señala que el consumo medio por habitante en estos productos durante 2020 fue de 3,01 euros, un salto cualitativo en los últimos cinco años cuando estaba en 0,71 céntimos anuales.
Sin embargo, en consumo per cápita, estamos en el furgón de cola. Los números de España todavía son inferiores a los de otros países europeos y del mundo. Nuestros vecinos tienen una media que multiplica por cuatro o cinco el gasto que se da en España.
A nivel global, las últimas cifras de la organización internacional, correspondientes a 2020, revelan que hay ya 2.552 empresas y más de 37.000 productos certificados en 131 países, con unas ventas superiores a los 9.900 millones de euros.
