La facturación del sector del juego ha sufrido una caída estrepitosa a causa de la covid. Representantes de esta industria aseguraron ayer que el desplome se cifra en más de un 50% en lo que va de año. Los empresarios destacaron la cuantiosa aportación que hace esta actividad a las arcas públicas en forma de impuestos, lo que ha permitido, entre otras cosas, poner en marcha el nuevo hospital de pandemias inaugurado el martes en Madrid. Suponiendo que el centro sanitario haya costado 50 millones, el sector sostiene que lo ha sufragado por completo al desembolsar 157 millones en tributos.
El profesor de Sociología y miembro del Instituto de Política y Gobernanza de la Universidad Carlos III , José Antonio Gómez Yáñez, sostuvo que el del juego es uno de los sectores que más perjuicios acumulan a causa del coronavirus. Gómez Yáñez, al igual que el director general de la Confederación Empresarial del Juego (Cejuego), Alejandro Landaluce, adujo que, a tenor de otras crisis, se trata de una industria que tarda mucho en recuperarse. El gasto de los consumidores en juego de entretenimiento presencial entre enero y octubre de 2020 se halla en un 50% del registrado en 2019. «Obviamente, han influido, además del cierre de tres meses, el impacto económico de la desastrosa temporada turística y la precaución de los consumidores ante los espacios cerrados, pese a las garantías de las empresas y su personal para mantener todas las normas de higiene previstas», se argumenta en el Anuario del Juego en España, correspondiente a 2020. Hasta septiembre, la facturación del sector se había derrumbó un 48,4%, más que las ventas de automóviles (38%).
La sección que más ha notado el descenso son las llamadas máquinas ‘B’ de salones y hostelería, «arrasadas por las restricciones de horarios y aperturas de los bares». De acuerdo con la organización empresarial, las máquinas en bares aportan a la hostelería el equivalente al coste laboral de 50.303 empleados.
La Lotería de Navidad y, en menor medida el sorteo del Niño, se pueden considerar marcas «olímpicas», casi a salvo de las zozobras económicas, aunque las hayan sufrido. Su posición en el imaginario social las coloca más allá de las crisis. Si bien pueden sufrirlas eventualmente, «su recuperación es casi automática». En cambio, las apuestas están agotando su «ciclo ascendente derivado del atractivo de su novedad» para entrar en una fase de estabilidad. «Tal vez pueda decirse lo mismo del juego ‘online’, cuyas tasas de crecimiento se moderan», apuntan los autores del anuario.
El sector no se había recuperado aún de la Gran Recesión cuando ha llamado a la puerta la crisis de la covid. De acuerdo con los expertos, entre 2018 y 2019 el juego privado se había mantenido relativamente estable con ligeros incrementos en salones de juego y casinos, en las apuestas presenciales y en maquinas de salas de bingo.
El año pasado la modalidad que pudo anotar un mayor crecimiento fue el juego ‘online’, pero, según Gómez Yáñez, solo supuso el 7,5 % de las cantidades jugadas. En el presente año la proporción será relativamente mayor, de entre el 10 y el 12 % del juego real, que en su mayoría está sufriendo una caída paulatina.
En 2019, el juego movió 35.665 millones de euros (10.226 millones de juego real, es decir, la diferencia entre las cantidades jugadas y los premios), lo que supone el 0,8% del PIB. Por añadidura, generó en impuestos y tasas especiales 1.342 millones de euros y dio empleo directo 84.700 personas.
