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Los productos a punto de caducar deberán venderse más baratos

Los productos a punto de caducar deberán venderse más baratos

Es una práctica habitual en numerosos supermercados: cuando un producto está a punto de caducar, su precio se reduce notablemente para facilitar su venta y minimizar ése lamentable desperdicio de comida y recursos que padece España. Ésta decisión particular (denominada por numerosos establecimientos como «escalón») podría pasar a ser obligatoria gracias a un cambio normativo propuesto ésta misma semana.

Lo hemos visto en numerosos reportajes televisivos: antes de bajar la verja y finalizar la jornada laboral, muchos productos del supermercado – cuya fecha de caducidad ya se ha cumplido – acaban en el contenedor de basura. De hecho (tal y como nos han reconocido dependientes de una conocida cadena alimentaria) el personal debe comprobar estrictamente los productos que ofrecen en sus lineales para evitar vender productos caducados ó, algo aún más temido, que éstos sean detectados por la correspondiente Inspección y, con ello, se genere una dura sanción.

Lamentablemente, gran parte de ése género que acaba en el vertedero es perfectamente consumible. Éste despilfarro tiene aún menos sentido si consideramos la actual escalada de precios, la inflación disparada, la consecuente pérdida de poder adquisitivo de las familias y, en definitiva, el hecho de estar atravesando una de las peores crisis económicas de la Historia reciente de nuestro país.

Control a la Hostelería y sanciones millonarias

Pero no sólo los Supermercados y otros proveedores alimentarios, se verán afectados. La Hostelería deberá adoptar éstas nuevas prácticas para evitar multas de hasta 60.000 € (en primera sanción) implantando lo que se denomina un «Plan de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario«. Aquellos establecimientos que incumplan reiteradamente, podrían recibir sanciones de hasta 500.000 €.

¿Y cómo lograr éste grado de «sensibilización»?. Para las tiendas de alimentación es relativamente sencillo, ya que pueden jugar con el precio para facilitar la venta del producto.

Otra de las opciones es la donación en entidades benéficas de éstos alimentos que, obviamente, tienen que estar aún en perfecto estado de consumo.

Para Bares y Restaurantes, la cosa se complica. El Gobierno propone nuevos procesados del alimento que va a caducar (como la preparación de zumos ó caldos), fomentar la posibilidad de que el comensal se lleve la comida sobrante a su casa e, incluso, algo que ya aplican los restaurantes de comida rápida: «los menús por tallas», en los que el comensal podrá elegir el tamaño y composición de las raciones en función de su apetito y preferencias, no – necesariamente – plegándose a la oferta comercial del local. La pregunta que muchos os haréis es…. «¿en todos los establecimientos?», efectivamente; en todos, una circunstancia que generará aún más presión en un sector tan castigado como es el de la Hostelería.

 

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