Los sistemas de pagos se están convirtiendo en una pata estratégica de los bancos, que ha tomado mayor relevancia con la pandemia. Prácticamente todos los bancos, de hecho, están incrementando “de forma urgente la modernización” de estos sistemas, según asegura un informe de Accenture. Este análisis, que se acaba de publicar, concluye que “en España en 2030 se prevé que 29.800 millones de transacciones, valoradas en 623.600 millones de dólares (unos 508.441 millones de euros), pasen de hacerse en efectivo a realizarse a través de tarjetas y pagos digitales”.
A nivel global, casi 420.000 millones de transacciones –valoradas en 7 billones de dólares– pasarán de realizarse en efectivo a hacerse a través de tarjetas y pagos digitales en 2023, llegando hasta los 48 billones de dólares en 2030.
El informe realizado por Accenture está basado en una encuesta efectuada a 120 ejecutivos de bancos de todo el mundo sobre la transformación de su negocio de pagos.
El cambio, ahora acelerado, del pago en efectivo al pago digital está ejerciendo una presión adicional sobre la banca. El 75% de los ejecutivos bancarios encuestados afirman que la pandemia ha aumentado la urgencia de sus planes para modernizar los sistemas de pago. “El Covid ha acelerado el cambio a los pagos digitales a un ritmo que los bancos no podían haber previsto”, explica Luis Cantero, responsable de pagos en Accenture. “La pandemia va a cambiar para siempre la forma en la que los consumidores compran y pagan por los productos, ya que priorizan la comodidad por encima de todo”, añade.
La encuesta también revela que tres cuartas partes de los bancos consideran que la modernización de los pagos está impulsada por los cambios y la reglamentación de la infraestructura nacional de pagos.
Pese a todo, el rápido cambio hacia los pagos digitales difiere de un país a otro, dependiendo de la tasa de disminución del efectivo, la adopción del comercio electrónico y el grado de actividad de las grandes empresas de tecnología en la prestación de servicios de pago.
Al usar el índice de interrupción de pagos de Accenture, que mide los niveles actuales y futuros de interrupción de la industria de pagos, el informe señala que la interrupción es mayor en Estados Unidos, seguido de cerca por el Reino Unido, ya que los consumidores optan por nuevas formas de pago y las entidades no bancarias aprovechan la oportunidad para prestar servicios de pago.
En China, las carteras móviles están desplazando rápidamente los pagos en efectivo –el 76% de las transacciones en 2019 se realizaron ya a través de carteras móviles, frente al 12% en 2014–. La razón es que los consumidores chinos ya se han acostumbrado a utilizar aplicaciones móviles y códigos QR para pagar en restaurantes y tiendas.
En los mercados maduros, como los de Europa Occidental, donde los pagos se han convertido en una mercancía en gran medida, “esperamos ver solo cambios graduales. La mayor oportunidad se dará en mercados como el del sudeste asiático y el de América Latina, donde el uso del efectivo ha dominado y en algunas regiones incluso ha aumentado durante la pandemia”, subraya Cantero, quien añade que en España el giro total hacia los pagos digitales será más lento que en las regiones citadas.
Pese al crecimiento de estos sistemas de pago, solo el 13% de los directivos bancarios asegura que los ingresos por pagos de su banco han aumentado más que la tasa media del 6% de crecimiento del mercado en los últimos tres años, y solo el 16% espera aumentar los ingresos por pagos más que la tasa media de crecimiento prevista del 5% en los próximos tres años.
“Los bancos se están dando cuenta de que la manera de hacer cambios significativos que tengan un impacto en los consumidores es hacer de la modernización de los pagos una prioridad de negocio. Los bancos que tengan éxito serán aquellos que incorporen los pagos modernos en la forma en que se ejecuta y se gobierna, prestando más atención a una arquitectura de IT flexible y a la tecnología en la nube que esté mejor integrada en todo el negocio”, explica Luis Cantero.