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Alimentos naturales: ¿reclamo comercial o realmente artesanal?

Alimentos naturales: ¿reclamo comercial o realmente artesanal?

La mayoría de nosotros estamos dispuestos a pagar más por determinados alimentos, solo porque en su envoltorio venga el apellido “estilo casero” “fabricado de manera tradicional” o “hecho por artesanos”. Sin embargo, cada vez son más los que utilizan estos términos, dando una falsa sensación de natural cuando realmente no lo son. Y es que, ¿Realmente nos engañan los alimentos que llevan este tipo de alegaciones? Pues bien, para dar respuesta a esta pregunta, nuestros técnicos se han puesto manos a la obra y han visitado varios establecimientos de venta de alimentación con la intención de desenmascarar estas ardides cada vez más frecuentes y os adelantamos que los resultados han sido un tanto desalentadores

Antes de introducirnos en el epicentro de nuestro informe, hemos querido dejar claro qué se entiende por estos términos y cómo se regulan los mismos. Pues bien, se entiende que un producto casero, artesano o tradicional no debe tener en sus ingredientes ningún tipo de sustancia que aumente el sabor o que ayude a la conservación del alimento. En este tipo de alimentos, su composición y sus ingredientes se asemejan al alimento cocinado en casa.

De igual forma, el término natural se asocia con aquellos alimentos a los cuáles no se les ha añadido ningún componente, es decir, no se les ha adicionado industrialmente sal, azúcar, grasas u otros ingredientes y tampoco han recibido un tratamiento industrial. Por regla general, este tipo de alimentos son perecederos a corto plazo, es decir, tienen escasa vida útil y después de unos pocos días comienzan a alterarse.

En este sentido, como todas estas menciones no se recogen, ni por tanto se prohíben, en ninguna legislación europea ni española (salvo el término natural para determinados productos como el yogurt, el café, las conservas y el agua mineral), se pueden incluir en la etiqueta y en la publicidad de los productos sin tener que estar respaldadas por un marco normativo que verifique que esta terminología se asemeja a la realidad.

Como hemos indicado, se entiende que un producto casero, artesano o tradicional no debe tener en sus ingredientes ningún tipo de sustancia que aumente el sabor o que ayude a la conservación del alimento. Sin embargo, esto dista mucho de la realidad que hemos encontrado en nuestro trabajo de campo. Desde canelones caseros de carne, pasando por pastas artesanas surtidas, tortilla de patatas casera, empanada artesana, croquetas de carne de cerdo estilo casero, dulce de boniato estilo casero, magdalenas caseras envasadas en plástico, pizza congelada tradicional, bollos de pan artesanos y hasta chorizo casero!…… Eso sí, todos ellos con este apellido en su etiquetado frontal, pero al darle la vuelta al producto siempre aparece algún conservante, saborizante o aditivo.

Si analizamos, por ejemplo el etiquetado de los canelones caseros de carne, vemos que sus ingredientes son los siguientes: Bechamel (leche, aceite refinado de girasol, harina de trigo, cebolla, margarina, nuez moscada, sal y almidón modificado de patata), asado de carne (carne de pollo (9%), carne de cerdo (9%), bechamel (leche, aceite refinado de girasol, harina de trigo, cebolla, margarina, nuez moscada, sal, y almidón modificado de patata), carne de ternera (3%), cebolla, zanahoria, caldo (sal, carne de pollo, grasa de ave, extracto de levadura, maltodextrina de patata, proteína hidrolizada de maíz y de girasol, cebolla, ajo, aroma), aguardiente de vino, aceite refinado de girasol, aceite de orujo de oliva, ajo, especias y sal), pasta alimenticia fresca (harina de trigo (contiene gluten) y agua), queso emmental rallado (contiene leche), conservantes: sorbato potásico y ácido sórbico; estabilizador: difosfato disódico.

¿A que después de leerlos ya no parecen tan caseros? Como podemos observar, entre sus ingredientes nos encontramos, entre otros, conservantes como el sorbato potásico y el ácido sórbico. El primero de ellos es una sal de ácido sórbico que se utiliza como conservante en la mayoría de los alimentos, ya que inhibe el crecimiento de moho y el ácido sórbico tiene función antimicrobiana y antifúngica, aumentando la vida útil de los alimentos. Asimismo, encontramos entre sus ingredientes estabilizadores como el difosfato disódico que es un ingrediente utilizado en la industria de alimentos como agente de leudado (utilizado para liberar gas y aumentar el volumen de la masa), humectante, regulador de la acidez y emulsionante. ¿Pero no habíamos quedado en que eran caseros?

Otro ejemplo que nos ha sorprendido bastante han sido las pastas artesanas. Cuando pensamos en este tipo de pastas, pensamos en esas pastas hechas a mano, con todo el mimo del mundo y utilizando ingredientes naturales de calidad, pero nada más lejos de la realidad con la que nos hemos topado. En este caso en particular, entre sus componentes hemos encontrado ingredientes como colorante E127 que es un aditivo sintético, de color rojo cereza, violeta o púrpura que se obtiene por extracción con yodo y ácido yódico en alcohol. De igual forma, también presenta dióxido de azufre que se utiliza principalmente como conservante en los alimentos y antioxidantes como el palmitato de ascorbilo y el ácido cítrico. Sin duda, toda una joya de la artesanía.

Bueno ¿y si probamos suerte con la sección de embutidos? Aquí nos hemos topado con el “chorizo casero”. Esta vez la lista de ingredientes es mucho más corta, pero no por ello hemos podido decir adiós a los conservantes. Sus ingredientes son: Magro de cerdo, pan-ceta, pimentón, sal, ajo, azúcar y el rey de la corona… Conservador E252, o lo que es lo mismo nitrato de potasio, un conservador que se utiliza comúnmente en productos cárnicos, embutidos, quesos y alimentos curados, entre otros. Pero sin duda el apellido “natural” ya no tiene mucho sentido aquí.

No podemos olvidarnos de algo que muchos de nosotros también tendremos en nuestras despensas: los bollos de pan estilo artesano, que de artesano más bien poco. Pues bien, entre sus ingredientes hemos podido encontrar conservadores como el E282 (propionato de calcio), E200 (ácido sórbico) y E202 (sorbato de potasio). Además, también hemos encontrado emulgentes como E471 y E481 que no son más que aditivos que ayudan en la mezcla de dos sustancias normalmente poco miscibles entre sí. Y, por si fuera poco, también hemos encontrado entre sus ingredientes corrector de acidez E341, un aditivo alimentario que se utiliza para mantener o modificar el pH de los alimentos, controlando la acidez o alcalinidad, y así asegurar que el producto mantiene sus propiedades y permanece inalterado durante toda su vida útil.

Recordemos que el término natural se asocia con aquellos alimentos a los cuáles no se les ha añadido ningún componente, es decir, no se les ha adicionado industrialmente sal, azúcar, grasas u otros componentes y tampoco han recibido un tratamiento industrial. Nuevamente, nada más lejos que la realidad de nuestro estudio, ya que, bajo el término natural, nos hemos encontrado alimentos que incluyen gelificantes, reguladores de la acidez, saborizantes y demás agregados de la industria que por supuesto, han transformado el alimento natural para convertirlo en un producto industrializado.

Esta vez empezamos por uno que realmente nos ha sorprendido: Tiras de bacon ahumado natural. Pero otra vez de natural, más bien poco, pues estos son los ingredientes que figuran en su etiquetado: Panceta de cerdo, sal, antioxidantes (E-325) (E-316), azúcar, estabilizador (E-451), aroma de humo, conservador (E-250). Como se puede observar, entre sus ingredientes nos volvemos a encontrar antioxidantes, estabilizadores y conservantes. Evidentemente, ingredientes que poco tienen que ver con lo natural y que están evidenciando que el alimento ha recibido un tratamiento industrial.

Asimismo, nos hemos topado con tarrinas de queso para untar “natural” en cuyo listado de ingredientes vuelven a aparecer estabilizantes y conservantes, por lo que la naturalidad en este producto vuelve a brillar por su ausencia.

¿Y qué podemos decir de la limonada natural con limones exprimidos? Pues que además de estar compuesta por una cantidad bastante elevada de azúcares y edulcorantes, tiene entre sus ingredientes colorantes como el betacaroteno y antioxidantes como el ácido ascórbico. Pero, vamos a ver… ¿No era limonada natural con limones exprimidos?

En definitiva y llegados a este punto, hemos podido comprobar como el término natural también se utiliza de manera incorrecta en muchos productos de alimentación, lo que sin duda también ayuda a que se forme ese caldo de cultivo en el que se muestra una realidad distorsionada para los consumidores que, en muchas ocasiones, caen en las redes de este tipo de técnicas de marketing que utilizan algunas empresas para aumentar las ventas de sus productos.

La información es poder

Sin duda, siempre habrá dos caras en una misma moneda y el hecho de que muchos fabricantes induzcan a error en los consumidores por poner este tipo términos en sus productos y no ajustarse a la realidad, no debe empañar a aquellos que realmente los incorporan en su etiquetado cumpliendo lo que realmente prometen: que se trata de alimentos verdaderamente artesanos, caseros, tradicionales o naturales.

Como siempre, la letra pequeña del contrato es la que nos va a dar realmente los detalles. Y, en el caso de los alimentos, la letra pequeña es el etiquetado de ingredientes y el etiquetado nutricional. Es ahí donde están las verdaderas características de los productos. No aparecen en el frontal del envase ni estarán destacadas de ninguna manera y entenderlas siempre va a ser más fácil si lo hacemos con una visión crítica y si estamos correctamente informados.

Por eso, para que el consumidor pueda acceder a una información de calidad y para que sus derechos e intereses cuenten con un paraguas legal, se hace tan necesario la aprobación de una legislación que abarque de manera explícita toda la temática expuesta en este artículo, de manera tal que el uso de este tipo de terminología en algunos alimentos, no continúe siendo otra forma de engañar al consumidor.

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