Durante el verano, la marcha de la vivienda habitual para irse de vacaciones propicia que aumenten los robos de casas. Antes de perpetrar un asalto a un domicilio, es habitual que los ladrones recaben información acerca de los inquilinos de la vivienda objeto del robo, para ello vigilan durante dos o tres días el entorno y codifican los movimientos, como las entradas y salidas de cada integrante. Por ello, conviene que seas cauteloso, y sigas las pautas que recomiendan las autoridades para mantener la casa segura en vacaciones (ropa tendida, tele o radio encendida de vez en cuando, buzón sin cartas…), con el fin de intentar que parezca habitada mientras estás fuera.
La Policía Nacional y la Guardia Civil avisan de las señales más comunes que usan actualmente los ladrones para averiguar si la casa está ocupada o libre durante días, y así poder entrar:
Chivatos de plástico transparente: Se ponen entre la puerta y el marco de la misma y caen al abrir la puerta. No se ven ni se oyen al caer cuando entras en tu casa, pero los ladrones saben buscarlos y se percatan de si has entrado o no.
Palitos de madera pequeños: Los colocan apoyados entre el suelo y la puerta, y caen cuando la puerta se abre. Pasan desapercibidos y, si permanecen durante unos días, es señal de que la puerta no ha sido abierta.
Bolitas de papel: En las cerraduras antiguas, de ojo, colocan dentro pequeñas bolitas de papel que no impiden la apertura de la puerta, pero caen. Si al volver uno o dos días después ven que no están, sabrán que la casa se ha abierto; sin embargo, si las bolitas continúan dentro, hay vía libre para entrar en la vivienda.
Hilos invisibles: Ponen hilos de silicona o pegamento que unen la puerta con el quicio, y pasan desapercibidos. Si abres la puerta, se rompen y los ladrones pueden saber si hay o no gente en la casa.

