Casi 300 científicos y asociaciones europeos piden a la UE que aplique el etiquetado nutricional Nutri-Score
Un grupo de 269 científicos europeos, así como 21 asociaciones que representan a decenas de médicos y científicos de campos de la nutrición, la salud pública, la medicina preventiva, la obesidad, la endocrinología, la oncología, la cardiología, la pediatría y el marketing social, han firmado este martes una petición para exigir a la Comisión Europea que adopte Nutri-Score como obligatorio en toda Europa. Se trata de un semáforo nutricional —que no sustituye a la etiqueta actual— que califica los alimentos de más a menos saludables (de la A a la E y del verde al rojo) y lo plasma en un etiquetado frontal. Los firmantes, procedentes de 32 países del continente, respaldan así el sistema que se aplicará de forma voluntaria a finales de año en España y lo refuerzan ante las polémicas de las últimas semanas, que criticaban la mala calificación de algunos alimentos de la dieta mediterránea.
En las últimas semanas ha habido sendas cartas abiertas en favor y en contra del futuro etiquetado firmadas por decenas de científicos en España. Los defensores del sistema consideran que clarifica mucho la información al consumidor y facilita una compra más saludable, mientras que los médicos y nutricionistas contrarios denuncian la mala nota del aceite de oliva virgen extra (que solo obtiene una C), fundamental en la dieta mediterránea, y la buena calificación que obtienen algunos ultraprocesados. Esas críticas también las comparten la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC).
La petición publicada este martes recaba muchos más apoyos que las anteriores. Entre las asociaciones firmantes se encuentran la Sociedad Española de Dietética y Nutrición (SEDYN), la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), la Societat Catalana d’Alimentació i Dietètica Clínica (SCADC), así como entidades de Francia, Italia, Alemania, Bélgica y otros países europeos. Hay varias asociaciones francesas potentes tras el documento, entre ellas la Sociedad Francesa de Nutrición (SFN), la Sociedad Francesa de Salud Pública (SFSP) y la Asociación Francesa del estudio y la investigación de la obesidad (AFERO).
“En mayo de 2020, la Comisión Europea anunció la adopción prevista de un FOPNL [etiquetado frontal] obligatorio antes de finales de 2022, como parte de su Estrategia de la granja a la mesa, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones alimentarias conscientes en salud”, dice la petición. “Desde entonces, grupos de presión poderosos, apoyados por algunos Estados miembros, han utilizado declaraciones engañosas para desacreditar y contrarrestar la elección de Nutri-Score […] Estos grupos de presión afirman que la información proporcionada por el etiquetado actual con datos nutricionales en el reverso del paquete es suficiente, o apoyan una etiqueta alternativa monocromática basada en números que se supone es neutral (el sistema de etiquetado de baterías NutrInform). Este último etiquetado no está respaldado por ninguna evidencia científica”, continúa la carta pública.
“En respuesta a tales acciones, los científicos europeos han decidido reunirse y firmar un comunicado para enfatizar el hecho de que solo la evidencia científica debe guiar las decisiones políticas en el campo de la salud pública y que la elección de una etiqueta nutricional para Europa debe corresponder únicamente a este requisito, y no a los intereses de los actores del poder económico o de los Estados miembros que los defienden”, añaden los firmantes.
Los defensores añaden que Nutri-Score ha sido desarrollado por investigadores académicos “sin ningún conflicto de intereses” y que es “la única etiqueta nutricional en el frontal del envase en Europa que ha sido objeto de más de 40 estudios científicos publicados en revistas científicas internacionales revisadas por pares, que demuestran su efectividad, relevancia y utilidad para los consumidores y la salud pública, así como su capacidad para superar a otras etiquetas existentes o respaldadas por grupos de presión”.