Factores Determinantes

El estudio identifica varios factores que influyen en el consumo de ultraprocesados, tales como la soledad y los encuentros con amigos. Además, la alta disponibilidad y el bajo precio de estos productos, así como su sabor agradable, contribuyen a su consumo frecuente. La actitud de los padres también juega un papel crucial en este contexto.

Impacto en la Salud

Rodríguez-Barniol destaca que «el consumo de ultraprocesados por parte de los adolescentes es muy elevado, y desde la perspectiva de salud pública es preocupante». Estos productos, que incluyen refrescos, pizzas, patatas fritas, bollería industrial, y más, están asociados con un aumento del sobrepeso, la obesidad y otros problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Además, tienen efectos negativos en la salud mental de los jóvenes.

Consumo Compulsivo Frente a las Pantallas

El estudio revela que los adolescentes tienden a consumir alimentos ultraprocesados de manera compulsiva cuando están solos frente a las pantallas. Rodríguez-Barniol señala que «algunos adolescentes pueden sentir culpa por haber consumido más productos de los que querían y adoptan actitudes compensatorias, como hacer más ejercicio».

Influencia de la Publicidad y la Educación Nutricional

La publicidad dirigida a los adolescentes, especialmente cuando es protagonizada por influencers, aumenta el consumo de ultraprocesados. Las investigadoras proponen regular esta publicidad y fomentar los alimentos frescos de la dieta mediterránea.

Georgina Pujol-Busquets, coautora del estudio, resalta la importancia de la accesibilidad económica a alimentos saludables y sugiere que las tecnologías digitales podrían usarse para promover comportamientos saludables entre los adolescentes.

La Importancia de la Comida en Familia

Para mejorar los hábitos alimenticios de los adolescentes, las investigadoras recomiendan la educación nutricional tanto para jóvenes como para sus familias. Rodríguez-Barniol aconseja: «Pasad tanto tiempo como os sea posible con vuestros hijos. Sentaos a la mesa a comer con ellos al menos una vez al día. Compartid experiencias y preocupaciones. Cocinad juntos y minimizad la compra de productos ultraprocesados. Además, restringid el tiempo de uso de pantallas y controlad las aplicaciones que utilizan».