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Disminuir el consumo de azúcar puede evitar trastornos como la bipolaridad

Disminuir el consumo de azúcar puede evitar trastornos como la bipolaridad

Ya se sabe que el consumo de altos niveles de azúcar en forma de fructosa puede ocasionar distintas afecciones. Ahora se suman algunas más a la lista. Podría estar relacionado con la aparición de bipolaridad, síndrome de atención con hiperactividad (TDAH) y conductas agresivas.

Expertos de la Universidad de Colorado en un estudio que se publicó en Evolution and Human Behavior corroboran los efectos de la fructosa, hidrato de carbono simple que está en la fruta y en la miel y que tras su absorción en hígado e intestino se metaboliza a glucosa.

Gran parte de los alimentos procesados contienen fructosa. También está presente en bebidas carbonatadas, golosinas, zumos procesados, batidos, tés refrigerados, entre otros.

No es la primera vez que un estudio científico encuentra una relación entre trastornos como el TDAH y el alto consumo de azúcar. Sin embargo, este acercamiento presenta una base evolutiva.

La ingesta de grandes cantidades de azúcar puede inducir un comportamiento hiperactivo de búsqueda de alimentos, cargado de impulsividad para asegurarse la comida como método de supervivencia. Es, precisamente, la activación de este proceso lo que puede ocasionar comportamientos impulsivos que pueden ir desde el TDAH hasta el trastorno bipolar .

Richard Johnson, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado y principal autor del estudio, hace una aclaratoria respecto al consumo de azúcar. No la culpa del comportamiento agresivo, pero sí puede ser un elemento que contribuye al desencadenamiento de esas conductas. También puntualiza que identificar la fructosa como factor de riesgo no le resta importancia a los factores genéticos o familiares de cada paciente. Tampoco a los ambientales y emocionales, que influyen en la salud mental de cada persona.

El azúcar, compuesto por glucosa y fructosa, estimula la dopamina. El azúcar se considera como una recompensa «natural» que excita las vías de la dopamina y los opioides en los centros de recompensa del cerebro. Probablemente induce el deseo y las propiedades adictivas como un medio para estimular la continua ingesta de alimentos y aumentar las reservas de grasa.

Sin embargo, lo que se obtiene es el deseo de seguir consumiendo más y más azúcar para alcanzar la misma respuesta de placer. Tal como ocurre con la adicción a las drogas, que las respuestas que se producen en el cerebro son similares y se pueden activar de forma superficiales los circuitos de recompensa. De hecho, el deseo por el azúcar está estrechamente relacionado con el deseo por el alcohol.

La respuesta de deseo también está asociada con la impulsividad que se mencionaba. Cuando se consume fructuosa se reduce la actividad cortical prefrontal del cerebro que conlleva un aumento de la impulsividad.

Numerosos estudios han relacionado la ingesta de azúcar con los trastornos del comportamiento. Dado papel que desempeña la fructosa en la estimulación de respuesta de búsqueda de alimentos, no sorprende que algunos de los comportamientos asociados tengan que ver con el abuso de sustancias o agresión.

La ingesta de grandes cantidades de azúcar también se ha asociado con características de impulsividad e hiperactividad en varios estudios epidemiológicos. Esos hallazgos coinciden con que la ingesta de azúcar aumentó de forma drástica en el último siglo. A la par del incremento de los casos de dependencia del alcohol y de las drogas, el TDAH, la agresión y ciertos trastornos de personalidad, en los que se registra que hay disminución de la capacidad de atención e impulsividad.

Los expertos también creen que el consumo de azúcar está asociado con cierto tipo de depresión y comportamientos maníacos; sin embargo, aclaran que para determinar con certeza estas sospechas deben tener más análisis claros.

Durante mucho tiempo, de acuerdo con el estudio, el trastorno bipolar se ha asociado con la diabetes y la obesidad. De hecho, los pacientes con bipolaridad tienen una mayor ingesta de azúcar que los demás. Se ha corroborado con el estudio de pacientes bipolares y la presencia de producción endógena de fructosa en el cerebro. Además, varios análisis post mortem en sujetos bipolares también confirmaron niveles más altos de fructosa, en comparación con los controles normales. Aproximadamente el 25% de la fructosa se metaboliza a lactato. Los estudios encontraron que los niveles de lactato en el líquido cefalorraquídeo son mucho más altos en el cerebro de pacientes bipolares. Otra relación del consumo de azúcar con los trastornos.

Se ha demostrado desde hace tiempo que el consumo de azúcar en exceso es un factor de riesgo para la aparición de ciertas enfermedades. La obesidad, diabetes y afecciones cardiovasculares son algunas. A estas se les suman los problemas dentales, como las caries y enfermedades de las encías.

La Organización Mundial de la Salud ha advertido de que la cantidad de azúcar recomendada para mantener una nutrición saludable debe ser menos de 6 terrones diarios, menos de 25 gramos.

Se estima que para finales de 2020 en el mundo habrá 463 millones de personas diabéticas y 30 de cada 100 luchando contra la obesidad. Para disminuir las afecciones asociadas al consumo de azúcar, más allá de las decisiones individuales de cada persona, la OMS recomienda medidas fiscales para reducir su consumo.

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