El ahorro de los hogares europeos se esfuma y ya ronda el nivel pre-Covid
La pandemia ayudó a las familias a generar una bolsa de ahorro que rondaba el 25% de los ingresos de un hogar debido a las restricciones en planes esencialmente de ocio. Sin embargo, con una crisis de precios mediante, el nivel de la hucha de ahorro extra que tenían los hogares está cerca de agotarse y se sitúa ya en niveles muy cercanos al promedio anterior a la pandemia, el 12,6% ahorrado del total de ingresos.
Según Eurostat y DWS, la media de los países con moneda única está ligeramente por encima de los niveles previos al confinamiento. Los españoles, que llegaron a ahorrar un 25% de los ingresos disponibles, apenas rozan ahora el 12%, menos de la mitad. De hecho, el desplome llevó el nivel de ahorro privado a situarse por debajo del 4% de los ingresos totales en el tercer trimestre de 2022.
Detrás de esta sangría de ahorro hay un claro efecto de merma del poder adquisitivo provocado por una inflación histórica en varias décadas, tanto en Europa como en España. «Honestamente, no me sorprende lo acumulado en el segundo trimestre de 2020, cuando la tasa era muy elevada. Actualmente, la tasa de ahorro de los hogares es el 14% en Europa, con diferencias por países. Me gustaría compararlo con 2019, porque diría que incluso estamos por debajo de esos niveles debido a que la gente está afrontando precios más elevados que entonces», explica Grégory Claeys, senior fellow del think tank Bruegel. Sin embargo, la estadística de Eurostat arranca en la pandemia.
El motor del consumo
El consumo privado es un elemento de vital importancia en la economía española (el 55% del PIB), como así lo es a nivel europeo (el 52% del PIB), según Martin Moryson, Economista Jefe para Europa de DWS. Y, con una hucha normalizada, se abre la posibilidad de que el Viejo Continente pierda un posible motor de impulso económico en un momento en el que las amenazas de desaceleración ya son latentes.
Ante la subida de precios, la disyuntiva a la que se enfrentaron los ciudadanos fue la elección entre consumir lo mismo o parecido, o reducir la calidad de sus compras. «Si los consumidores quieren mantener su cesta de la compra, tienen que ahorrar menos. Y, en particular, una parte de la población con bajos ingresos no puede ahorrar y tiene que consumir menos o productos de menor calidad. Básicamente, una caída del nivel de ahorro es totalmente lógica por la inflación: los consumidores mantienen su consumo a cambio de ahorrar menos», explica el economista hispanofrancés a este medio.
Después de una escalada desde primavera de 2021, la tasa media de inflación de 2022 superó el 8% motivada por el conflicto de Ucrania y el repunte de los precios energéticos que asediaron las facturas de los hogares, siendo la energía un bien (casi) imposible de sustituir. Aunque ahora comienzan a ceder, e incluso registran tasas negativas, el camino que hay por delante pasa por unas mejoras salariales que recuperen terreno.
A nivel europeo, las nóminas pactadas en convenio mejoran a un ritmo inédito en 30 años. Y, aunque, las perspectivas no apuntan a una bajada de precios, según explican desde Bruegel, la estabilización de las tasas supondría un nuevo elemento de certidumbre para el consumidor.
«Estamos en una situación de precios más elevados de lo que solían y por más tiempo, aunque en países como Bélgica o España bajen a niveles relativamente bajos. Quizá todavía no bajan los precios, pero se están estabilizando y eso es una buena noticia para los consumidores que han perdido poder adquisitivo, ya que los salarios no suben al mismo nivel que la inflación», explica Claeys.
Por niveles de renta
Tal y como explican desde el BCE, las unidades familiares con mayor nivel de renta aglutinaron aún más ahorro. «Los cálculos del BCE muestran que los hogares más ricos son los que tienen más probabilidades de disponer aún de un excedente de ahorro en el banco. Mientras que el 10% más rico de la población poseía menos de la mitad del exceso de ahorro total en el primer trimestre de 2020, esta cifra había aumentado hasta casi dos tercios en el cuarto trimestre de 2022″, explican desde DWS.
Las rentas bajas tienen menor capacidad de ahorro, por lógica, aunque se han desarrollado políticas de protección social a través de los salarios y las pensiones públicas. «En Francia, Italia o España han aumentado los mínimos, pero en su mayoría los trabajadores han perdido poder adquisitivo», sentencia Claeys.
Una caída de la tasa de ahorro mejoraría el peso del consumo privado sobre el PIB de forma residual, explica el economista jefe de DWS. «Sin embargo, no esperamos una fuerte caída de la tasa de ahorro, sino sólo una ligera moderación hasta niveles normales, es decir, del 14% actual al 13%», firma Moryson.