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¿En el frigorífico o fuera? Cómo conservar correctamente las frutas con el calor

¿En el frigorífico o fuera? Cómo conservar correctamente las frutas con el calor

Las frutas son una de las opciones más saludables y frescas para la primavera o el verano y son muchos quienes multiplican su consumo en las épocas más calurosas para refrescarse.

Según datos de Fepex (Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas vivas) el consumo de frutas frescas en los hogares en 2020 creció un 10% respecto a 2019 y con un total de 4.611 millones de kilos más y el gasto en estos productos creció un 21,8%, 7.881 millones de euros más.

Sin embargo, la llegada del calor no siempre es buena para estos alimentos, al igual que sucede con otros frescos como las carnes, el pescado o los huevos, ya que puede estropearlos, hacer que maduren antes o incluso que se pongan en mal estado.

Antes de saber cómo conservarlas correctamente, hay que tener en cuenta que habrá frutas que tendrán que acabar de madurar a temperatura ambiente, mientras otras hay que comprarlas ya maduras porque no lo harán en casa.

“Hay algunas frutas que tenemos que comprar ya maduras porque una vez que se arrancan de la planta no van a madurar. Por ejemplo, no van a madurar en casa las fresas, los lichis, las naranjas, el pomelo, el tomate que no es una fruta culinariamente pero también entra en este grupo, las uvas, las bayas, las cerezas o la piña”, explica la tecnóloga de alimentos Beatriz Robles.

En otro grupo engloba al plátano y a las frutas de hueso y semillas que sí que pueden madurar en un frutero en casa como son las manzanas, las peras, los caquis, los albaricoques, las nectarinas, el melocotón o el kiwi.

¿Dentro o fuera?

Ahora bien, a muchos les surge la duda de si más allá del proceso de maduración es bueno para su conservación introducir las frutas en el frigorífico. “Una vez que llegamos a casa hay frutas que aguantan muy bien el frío, es decir, que se pueden meter en el frigo prolongando además su vida. Sin embargo, hay otras que no porque una vez que bajan de determinadas temperaturas sufren daños”, explica.

“Esto no es que genere un problema de seguridad alimentaria o que se estropeen y vayan a producir una intoxicación, sino que hay cambios en la textura. Las hace arenosas, por ejemplo, hay cambios en el sabor por lo que no se deshacen del todo los compuestos volátiles que le dan el aroma”, detalla.

Robles hace dos grupos, que guardan cierta relación con las frutas que pueden seguir madurando en casa y las que no:

Frutas que SÍ entrarían en el frigorífico: manzanas, cerezas, grosellas, uvas, kiwis, nectarinas, melocotones, peras, caquis, fresas y frambuesas.

Frutas que NO meter en el frigorífico: aguacates, bananas, plátanos, mango, frutas tropicales como la papaya, piña o el tomate.

¿Dónde se colocan dentro?

Una vez separadas las frutas sí se deben colocar dentro de la nevera, Robles recomienda poner las que sí se puedanen la parte baja de la nevera.

“Lo mejor es que todos los alimentos crudos, ya sean frutas o verduras o carnes o pescados, vayan a la parte baja, que es la más fría del frigorífico. Esto viene muy bien, además de por aprovechar el frigorífico, para que que no manchen otros alimentos en las demás baldas”, detalla.

En el caso de que se opte por colocar también otros frescos como carnes o pescados, Robles recuerda que es muy importante separarlos en dos cajones diferenciados para evitar contaminación cruzada.

¿Qué pasa si se pelan o se cortan?

A la división anterior, la tecnóloga de alimentos apunta a que hay que tener en cuenta que cualquier manipulación en las frutas es sinónimo de colocarlas en el frigorífico, ya sea cortarlas, pelarlas y, por supuesto, licuarlas.

“Una vez que cortemos las frutas grandes como un melón o las pelemos, tienen que ir al frigorífico siempre. Ahí sí hay riesgo de seguridad alimentaria al pelarlas o cortarlas estamos quitándole la capa de seguridad frente a los microorganismos. Los que haya en el cuchillo o en la piel pasan al interior del alimento, a temperatura ambiente se pueden multiplicar y cuando los vayamos a comer haya una carga de microorganismos suficientes para provocar una intoxicación”, detalla.

Del mismo modo, recuerda que si algunas frutas como el plátano o el aguacate se ponen un poco blandos o marrones no significa que estén en mal estado. “No tiene absolutamente ningún problema. Eso es una reacción normal, enzimática que no produce ningún problema de seguridad alimentaria, nos produce rechazo desde el punto de vista visual porque nos gustan las frutas que tienen buen aspecto, pero no supone absolutamente nada”, explica.

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