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Estas son las estafas más comunes en el negocio de las criptomonedas

Estas son las estafas más comunes en el negocio de las criptomonedas

El mundo de las criptomonedas ha seguido expandiéndose pese a la volatilidad en el mercado. Cada vez más personas deciden invertir en activos digitales, lo que a su vez da más posibilidades para que surjan estafas que intentan sacar provecho del desconocimiento o búsqueda de beneficio rápido de más de uno.

Entre la falta de regulación, las rápidas subidas de precio que se han visto, el tirón mediático o los bulos que recorren las redes caer en estas trampas es fácil, alertan desde la empresa de ciberseguridad ESET. Estas son las estafas más habituales que se han detectado.

Estafas piramidales

Esquemas Ponzi

 

El sistema piramidal se actualiza y adapta al mundo cripto. El gancho tradicional es un alto rendimiento y la promesa de hacerse rico rápidamente. Llevado a las criptomonedas, se atrae a inversores y público general afirmando que se cuenta con una tecnología puntera, algo disruptivo. 

Pero como en una estafa Ponzi normal, el capital de los nuevos inversores sirve para pagar los intereses de los que habían entrado antes, por lo que se necesita que haya nuevos inversores entrando eternamente. El impulsor puede cancelar el proyecto, desaparecer y dejar tirados a los últimos que entraron. «Se llenan los bolsillos del estafador», alertan en ESET.

Inflar el valor

‘Pump and dump’

Con este sistema, el estafador anima a invertir comprando una criptomoneda en concreto, normalmente poco conocida o con una capitalización residual, usando información falsa que promete que se va a disparar. 

Con la entrada de más demanda el valor se infla (pump, bombear) y el estafador aprovecha para vender (dump, tirar) con un gran beneficio, sin que realmente haya ocurrido nada que argumente la subida. «El estafador vende obteniendo un buen beneficio y dejando a la víctima con acciones sin valor», se comenta, porque al destaparse la estafa todos intentan desprenderse de sus carteras.

Para impulsar los precios incluso se han llegado a emitir falsos comunicados de prensa que han acabado en medios, dando más bombo al fraude.

Identidades

‘Phishing’

El phishing implica suplantar identidades de portales oficiales en correos electrónicos, mensajes de texto o redes sociales. Se usa para que parezcan enviados por una fuente legítima y de confianza. 

Por ejemplo, un falso proveedor de tarjetas, un banco o una administración estatal solicita un pago en criptomonedas para saldar un problema o cubrir una sanción, normalmente diciendo que se debe efectuar con urgencia para que se actúe sin pensar.

El tirón de las caras conocidas

Supuestas opiniones de famosos

Similar a lo anterior, suplantar la identidad de famosos o crear cuentas falsas que se asemejen a las oficiales es otra práctica habitual para captar incautos, sobre todo en redes sociales. 

Entre los ejemplos, falsos Elon Musk que reparten criptomonedas en Twitter o transmisiones en Youtube de supuestas presentaciones en vivo en las que se afirma que una criptomoneda se va a disparar.

Más métodos

Aplicaciones y bolsas 

Otra práctica pasa por crear aplicaciones que suplantan a las oficiales como Coinbase o Binance. Los estafadores logran subirlas a las tiendas de aplicaciones oficiales y aquellos que se la descarguen corren el riesgo de robo de datos personales y bancarios o que se instale un malware en su móvil. Es algo similar a lo que se ha visto en España con supuestas aplicaciones de la Agencia Tributaria al llegar la campaña de la renta. Por eso, hay que revisar bien que se descargan las apps oficiales.

También se usan campañas de correos o mensajes en las redes sociales prometiendo el acceso a dinero virtual almacenado en bolsas de criptomonedas para las que primero se tiene que pagar una pequeña cuota. «El intercambio no existe y su dinero se pierde para siempre», se expone.

¿Es posible protegerse?

De cara a no caer en estafas, desde ESET se recomienda no dar nunca datos personales a quien se ponga en contacto sin haberlo solicitado por mail, SMS o redes sociales. «Comprueba la información con la entidad a través de otro método de contacto», se afirma.

​Desconfiar es otra clave. «Si algo es demasiado bueno para ser verdad, suele ser peligroso o arriesgado invertir en ello». La promesa de grandes beneficios rápidamente obliga a ir con cuidado. Por eso también hay que descartar oportunidades de inversión que obliguen a un pago por adelantado.

​Por otro lado, también hay que evitar aplicaciones no oficiales, usar software antimalware en los dispositivos y activar la autenticación de dos factores para cualquier cuenta de criptomoneda que se tenga.

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