Europa permite finalmente que las alternativas vegetales a los lácteos se vendan imitando a la leche o la mantequilla
Es decir, no se hubiera permitido que productos como los de Mommus, se comercializaran con su forma original, ni incluyendo menciones a que «no es un queso», a su textura cremosa o a algo tan básico y descriptivo como «sin leche». Esto habría afectado negativamente al consumidor, al no permitir acceder a información básica como una descripción clara y directa del producto, o los posibles alérgenos.
La enmienda había sido condenada por numerosas organizaciones ecologistas, activistas medioambientales como Greta Thunberg, asociaciones de consumidores, representantes de la industria láctea europea, diputados del Parlamento Europeo y también grandes empresas multinacionales como Nestlé, Danone, Oatly o Upfield, que llevan años apostando por productos vegetales.
Esto no anula la anterior prohibición de usar términos como «leche», «mantequilla» o «quesos» vegetales, aprobada ya en el año 2017, con la excepción de la leche de almendras.
Los productos llamados plant based son relativamente nuevos en el mercado y la legislación todavía está en pañales a la hora de regular su normativa, etiquetado y comercialización. Son muchos los intereses comerciales implicados, pero aquí se entraba en conflicto con las políticas de la Unión Europea en materia medioambiental.
Según declaraciones de Jasmijn de Boo, vicepresidente de ProVeg International, «Sería absurdo censurar los productos vegetales a la vez que se dice a los consumidores que elijan una alimentación más vegetal. Sería como censurar los coches eléctricos o el papel reciclado. Aplaudimos a la UE por su acierto bajo la inmensa presión de los intereses imprudentes que van contra el medio ambiente».

