La mitad de los españoles desconocen los factores de una dieta sostenible
Más de la mitad de los españoles no entienden bien los factores que configuran una dieta sostenible. Están familiarizados con términos como «impacto ambiental» o «comida local», pero unas tres cuartas partes ignoran lo que representa la huella de carbono.
Esta de una de las conclusiones del estudio ‘Conocimientos y actitudes sobre sostenibilidad alimentaria en la población adulta española’, elaborado por investigadores de la Facultad de Farmacia de la Universidad San Pablo-CEU. Curiosamente, «las mujeres son más propensas que los hombres a pagar estos alimentos en aras a mantener una dieta sostenible», asegura Elena Alonso Aperte, catedrática de Nutrición y Bromatología y una de las participantes en la investigación.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra hoy, la OMS y la FAO recuerdan que más allá de la dieta saludable, lo que se come debe ayudar a reducir el impacto negativo en el medio ambiente. Por ello, la alimentación ha de ser «respetuosa con los ecosistemas y la diversidad, económicamente justa y asequible y nutricionalmente adecuada, inocua y saludable». Para Alonso, promover este tipo de dietas concierne a todos los componentes de la cadena alimentaria, «desde la producción a los consumidores pasando por los distribuidores y las administraciones», sostiene Alonso.
De acuerdo con la el trabajo, el consumidor español está concienciado sobre la sostenibilidad de la dieta, que asocia con el consumo de productos frescos y vegetales. No obstante, el ciudadano incurre en «errores conceptuales, como pensar que la pesca tiene escaso impacto medioambiental, pese a los perjuicios que ocasiona a la biodiversidad», aduce la bromatóloga.
En este sentido, los encuestados ignoran lo que significa la «huella de carbono», el indicador que pretende reflejar el conjunto de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente por un individuo, organización, evento o producto. Así, esta expresión era desconocida para el 87,2% de las mujeres, frente al 78,3% de los hombres. Asimismo, los interrogados son bastante legos en la distinción entre agua verde (la de la lluvia) y agua azul (la dulce que se puede beber).