Sanidad cerca a los fumadores
El tabaco se ha posicionado como uno de los principales enemigos de Mónica García. La ministra de Sanidad quiere limitar su consumo y que aumente el número de exfumadores adultos a la par que busca que los jóvenes no empiecen a fumar. Y para ello, está dispuesta a desplegar todas las armas que sean necesarias para dar por cumplido su objetivo. La mejor prueba de ello es el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo en el que está trabajando y que cuenta con el visto bueno, no solo de las comunidades autónomas, sino también de las sociedades científicas y los colectivos de salud pública.
Según datos del departamento que capitanea García, fallecen al día 140 personas por «la epidemia del tabaquisimo», lo que se traduce en una muerte cada 10 minutos y 50.000 al año. Además, a esto hay que sumarle que unos 460 jóvenes cada día se inician en ese hábito. Una guerra que no solo está centrada en el tabaco tradicional, García también quiere poner coto a las nuevas formas de consumo. Actualmente hay un 25% de niños y niñas de 12 años que han vapeado y lo han hecho la mitad de los adolescentes. «Las nuevas formas del tabaco son una puerta de entrada al tabaquismo y hace falta actualizar la legislación para mejorar la protección de la salud», denuncia la ministra de Sanidad.
Ahora, la nueva hoja de ruta contra el tabaquismo debe ser aprobada por el Consejo de Ministros tras contar con el apoyo del Consejo Interterritorial, formado por los consejeros de salud y sanidad de las diferentes comunidades autónomas. Previsiblemente esto ocurrirá en el próximo Consejo de Ministros.
Una vez aprobado el plan, el próximo paso será abordar el desarrollo de distintas leyes que hagan realidad las «intenciones» que recoge para regular aspectos como equiparar la regulación sobre publicidad, patrocinio y promoción; los nuevos productos de tabaco y equipararlos al tabaco tradicional; sobre espacios libres de humo; empaquetado, trasposición de normativa europea o subidas de impuestos.
El plan está estructurado en cinco grandes metas: prevenir el inicio del consumo de tabaco y de productos relacionados, fomentar el abandono del tabaquismo y facilitar la ayuda para dejar de fumar, reducir la exposición ambiental a las emisiones de tabaco y productos relacionados, promover la investigación aplicada y, por último, potenciar la coordinación y el establecimiento de alianzas. Dentro de estas cinco metas se establecen 22 objetivos más concretos, como reducir por debajo del 7% la prevalencia de consumo diario de tabaco en los últimos 30 días en estudiantes de entre 14 y 18 años y por debajo del 20% la prevalencia diaria en jóvenes en el tramo de 15 a 24 años.
Entre los aspectos más relevantes del plan se contempla aumentar los espacios libres de humo como ya se ha regulado en algunos territorios. Este ha sido uno de los puntos que más polémica ha despertado en las últimas semanas al encontrar oposición entre los representantes de varias comunidades autónomas.
Próximos pasos
Mónica García quiere que el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo sea solo el principio en su lucha contra el tabaco. De hecho, la ministra de Sanidad ya está mirando lo que están haciendo el resto de países, como por ejemplo Reino Unido. El país británico va a prohibir la venta de cigarrillos o productos con nicotina a todos aquellos nacidos después de 2008. Es una medida sanitaria que persigue la supresión gradual del consumo de las nuevas generaciones.
Otro territorio que ha tomado medidas drásticas con respecto al tabaco es Turín. La ciudad italiana ha prohibido fumar al aire libre si no se puede respetar una distancia de cinco metros con otras personas. Aquellos que infrinjan la nueva norma se exponen a multas de 100 euros. La limitación afecta tanto a los productos más tradicionales como los cigarrillos, puros y pipas como a las nuevas formas de consumo, es decir, los productos de tabaco calentados y también los cigarrillos electrónicos.