Esta prohibición afectará principalmente a los modelos de alta gama, ya que el cromo no es un color comúnmente utilizado en los vehículos convencionales. Se trata de una respuesta a la creciente preocupación sobre las emisiones contaminantes generadas por el cromo hexavalente, una forma tóxica del metal cromo presente en el proceso de cromado de vehículos. Este componente, junto con otros elementos tóxicos como el mercurio, el cadmio y el plomo, fue restringido por la Directiva 2011/65/UE.

El cromo hexavalente, al ser inhalado, puede causar cáncer y otros problemas de salud graves, incluyendo daños pulmonares y hepáticos. Además, las emisiones generadas por los vehículos cromados son hasta 500 veces más altas que las de un motor diésel, lo que representa un riesgo para el medio ambiente y la salud humana.