La subida de tipos de interés tardó tiempo en traducirse en una movilización del ahorro de las familias hacia el depósito bancario tradicional, sobre todo, ante la resistencia de la gran banca a remunerar el producto. Sin embargo, la expectativa de que el Banco Central Europeo (BCE) comenzará en el verano a rebajarlos ha acelerado las decisiones de inversión de los ahorradores y la contratación del producto ha cogido velocidad en los últimos meses. Al concluir febrero, los hogares tenían depositados 142.250 millones de euros en imposiciones a plazo remuneradas, 75.832 millones adicionales al saldo existente apenas un año atrás y que resulta equivalente a incrementar un 114,17% la posición.

El euríbor marcaba mínimos históricos en el -0,502% en diciembre de 2021 y al siguiente mes de abril remontaba el terreno negativo en el que había permanecido hundido durante seis años, desde febrero de 2016, ante la simple previsión de que el BCE empezaría a subir tipos -el primer aumento llegaba en julio del ejercicio 2022-.

De manera inmediata la banca eliminó el recargo que repercutía a las empresas por gestionar su tesorería, en un movimiento espejo al BCE que también dejó de cobrar a las entidades por guardar su liquidez. Y, de forma paulatina, comenzó a remunerar los saldos corporativos, pero la retribución del producto a las familias se ha hecho esperar y aún hoy sigue sin desplegarse una oferta generalizada para cualquier ahorrador en la globalidad de la industria.

Las propuestas generalizadas para el ahorro de cualquier cliente se localizan, sobre todo, en neobancos y entidades extranjeras y conviven con estrategias en entidades de mayor dimensión de remuneración del pasivo más defensivas, dirigida a los mejores clientes o con el objetivo último de captar usuarios y sus nóminas.

Las estadísticas del Banco de España revelan que el resultado de estas estrategias es que los depósitos de las familias aún vieron caer su saldo en 14.167 millones o en un 18% entre ese mínimo del euríbor y octubre de 2022 -los tipos en la eurozona alcanzaban para entonces el 2%-, mientras que despegaban las imposiciones de las compañías.

Será a partir de marzo del pasado año cuando el producto eleva el ritmo de captación desde los 1.000 millones mensuales a 4.000-5.000 millones en hogares y en el otoño apresura el paso con entradas mensuales de entre 6.500 y 8.900 millones que se han mantenido hasta el mes de febrero pasado.

La entrada de recursos se aceleró coincidiendo, precisamente, en el tiempo con el momento en el que arraiga en el mercado la convicción de que el BCE va a comenzar a revertir las decisiones de política monetaria para ayudar a las economías, algo que el euríbor recoge con una inflexión en su tendencia.

El euríbor cae desde noviembre

Anticipándose, de nuevo, a esos movimientos de política monetaria en noviembre ya sufría el primer retroceso (cayó desde el 4,160% al 4,022%) que le ha llevado marcar su cotización en febrero en el 3,671%, pese a los titubeos posteriores que registró el indicador por las dudas sobre la intensidad de la rebaja de tipos en Europa.

La banca tardó en recoger el repliegue y la remuneración de los depósitos de las familias aún escaló al 2,578% a finales del año pasado, pero las entidades comenzaron a revisar su catálogo a la baja y en febrero pagaban un 2,384% de media por captar dinero fresco.

La mirada se encuentra puesta en la reunión del próximo día 11, a la espera de que el organismo liderado por Christine Lagarde clarifique o, al menos, proporcione pistas de cómo será su pauta de actuación. Han bajado las expectativas del tijeretazo desde los 150 puntos básicos que se auguraban a finales del año pasado que el BCE aplicaría a lo largo de este 2024 (en seis movimientos de 25 puntos básicos) a 100 puntos (cuatro recortes).

Depósitos al 3,60%

Con todo, las entidades han ajustado las ofertas y han desaparecido del catálogo las rentabilidades superiores al 4% que llegaron a abonar algunos bancos extranjeros, los más agresivos en la ofensiva del pasivo. Los italianos Banca Sistema y Banca Progetto aún mantenían rentabilidades, por ejemplo, del 4,3% y 4,2% TAE en depósitos a un año de plazo en la plataforma Raisin y los lusos BAI Europa y Haitong del 4,2% y 4,1%, respectivamente, en los últimos compases del año pasado.

Las propuestas más generosas las presentan en la misma plataforma de contratación y para imposiciones al mismo plazo de un año, los lituanos PayRay (oferta un 3,65% TAE), BFJord Bank (3,60%) y WMano Bank (3,55%), junto a los italianos Banca Progetto (3,60%), Auto Bank (3,55%) y el luso BAI Europa (3,50%). En un plazo de tres meses destaca Cetelem, de BNP Paribas, con un 4% y la posibilidad de renovar la imposición.

Entre la gran banca, Sabadell se desmarcó de la resistencia a retribuir los ahorros y abrió, en la práctica, la primera ofensiva buscando captar clientes con una cuenta digital retribuida en campañas muy cortas de tiempo que fue prolongando. Hoy retribuye de manera estable el 2% TAE saldos de 20.000 euros en saldos, y devuelve el 3% de los recibos domiciliados de luz y gas. CaixaBank lanzó a su vez un depósito hasta el 2% (el 1% sin vinculación) a partir de 5.000 euros aportados. Para clientes más vinculados, casi todas las entidades tienen ofertas similares.