Pautas para conducir de manera eficiente
Aunque pueda parecer que todos los coches se conducen igual, lo cierto es que las mecánicas térmicas o eléctricas, el tamaño y tipología de vehículo, e incluso el tipo de cambio de marchas que monte son factores que influyen, pudiendo alterar de manera considerable el consumo de combustible o electricidad.
Para tratar de mejorar la eficiencia del vehículo existen una serie de hábitos comunes que favorecen la conducción eficiente, como el mantenimiento de una velocidad constante, el control de los sistemas de ventilación, el apagado del motor si el vehículo se para, o la anticipación del conductor ante posibles imprevistos en la calzada.
Con el objetivo de optimizar más aún el gasto energético, les recordamos una serie de pautas concretas para reducir el consumo de carburante en función del tipo de propulsión del motor. Además del ahorro que supone el seguimiento de estos consejos, la conducción eficiente contribuye a mejorar la seguridad y la contaminación ambiental, así como a minimizar los gastos de mantenimiento del vehículo y procurar una mayor comodidad a los ocupantes.
En los vehículos de combustión tradicional hay que tener en cuenta que cuando se arranca el vehículo hay que evitar pisar el acelerador y, una vez que se inicia la marcha, hay que cambiar a la segunda marcha enseguida. El cambio de marchas ha de ser ágil y, siempre que sea posible, hay que conducir en marchas largas. En gasolina ha de conducirse a unas 2000 rpm mientras que en los diésel el parámetro baja a las 1500 rpm para lograr un consumo óptimo. A la hora de decelerar, lo ideal es dejar de pisar el acelerador, frenar suavemente y reducir lo más tarde posible, apurando el recorrido de cada marcha, sin que el coche llegue a calarse.
Estas pautas también aplican a los coches automáticos, donde el propio vehículo selecciona las marchas más eficientes. Sin embargo, el conductor puede incrementar la eficiencia levantando el pie del acelerador ligeramente, de manera que la caja pueda determinar pasar a una relación superior, reduciendo así el consumo. De lo contrario, si se pisa a fondo el pedal, el coche decidirá retrasar el paso a una marcha más larga.
Coches de gas, GLP y GNC
Funcionan igual que las motorizaciones tradicionales, pero permiten aumentar la autonomía al contar al menos con un segundo depósito adicional al de gasolina con el que se puede recorrer un mayor número de km sin repostar. Además de suponer un importante ahorro en gasto de combustible, puesto que el precio del gas es inferior al del litro de gasolina o diésel, es también más eficiente, ya que emite menos partículas contaminantes.
Hibridación ligera
Los llamados vehículos mild – hybrid, con tecnología micro híbrida, dotan a la mecánica tradicional de una pequeña disminución en sus emisiones y consumos a través de una pequeña batería que, entre otras bondades, permite a los coches mantener la velocidad en pendientes soltando el acelerador al general el conocido como «efecto vela». Esta batería sirve además como apoyo en el primer impulso para desplazar el vehículo y para ganar velocidad. Por lo demás, funcionan igual que las motorizaciones tradicionales.
Híbridos convencionales y enchufables
Los vehículos híbridos HEV e híbridos PHEV son de por sí muy eficientes, por eso la mejor manera de aumentar la eficiencia es garantizar la durabilidad de la carga de las baterías.
– Los HEV pueden autoabastecerse una vez hayan consumido la carga, pudiendo circular por ciudad en modo 100% eléctrico. La mayoría, de hecho, solo activarán el motor de gasolina al sobrepasar una velocidad concreta.
– Los PHEV pueden realizar un mayor recorrido en modo 100% eléctrico. Por eso, al tener un nivel de baterías muy extenso, necesitan un medio de carga enchufable.
Vehículos eléctricos
Estos coches funcionan completamente con electricidad, por lo que todo lo que activemos en el vehículo irá en detrimento de la autonomía. Por ello, lo mejor para las baterías es circular lo más libre de cargas posibles y mantener una velocidad constante, sin aceleraciones bruscas. Además, cuentan con un sistema de recuperación de energía para la auto recarga, de modo que almacenará la energía recuperada en frenadas o a través del efecto vela, aunque no es suficiente para cargar el vehículo completamente, teniendo que enchufarse a la corriente.