Con esta nomenclatura, se hace referencia a un crédito -comercializado a través principalmente de tarjetas- que permite al consumidor pagar sus compras de forma aplazada, permitiendo a sus usuarios reembolsar ese crédito siempre con una cuota fija mensual. Este crédito, con elevados intereses, se reconstituye cada mes y, aquí está uno de sus mayores riesgos, si el gasto con la tarjeta revolving es superior a dicha cuota, esta se suma a la siguiente, con sus intereses, que habitualmente superan el 20%, por lo que la deuda comienza a crecer y es muy difícil salir de esta situación para el consumidor.

Como hemos indicado en otras ocasiones, hay que tener mucho cuidado con este tipo de créditos. Son comercializados como una “ventaja” para el consumidor para poder financiar cómodamente las compras (no debemos olvidar que este tipo de tarjetas se ofrecen también en centros comerciales y grandes superficies) pero realmente, con los elevados intereses se produce un aumento de deuda de la que posteriormente en complicado salir y será necesario contar con abogados expertos para poder poner fin a la deuda de la tarjeta revolving.