Tres razones por las que el diésel vuelve a estar más barato que la gasolina
En verano de 2022 asistimos a una anomalía que se prolongó hasta el pasado mes de febrero: el litro de gasóleo costaba más que el de gasolina 95 cuando, históricamente, ha sido al contrario. Ahora hemos vuelto a la situación anterior, el diésel vuelve a estar más barato que la gasolina y hay tres razones principales que explican este cambio.
Estas nuevas sanciones tenían que ver con el veto a todos los productos refinados del petróleo ruso, es decir, productos derivados, ya que la Unión Europea dejó de comprar crudo a Rusia el año pasado.
Ante esto, saltaron las alarmas y algunas voces del sector auguraron una subida del precio de los carburantes, especialmente, del diésel, ya que es el combustible que tiene más demanda en Europa.
Sin embargo, los pronósticos fallaron. No sólo eso, sino que, además, el precio de los combustibles empezó a bajar e, incluso, el diésel volvió a ser más barato que la gasolina. Puede parecer algo de locos, pero esta vuelta de hoja se explica por tres razones que vamos a argumentar a continuación.
¿Por qué el diésel vuelve a ser más barato que la gasolina? El sector se ha ido preparando
Como hemos dicho, el pasado 5 de febrero entraron en vigor las nuevas sanciones a Rusia por las que la Unión Europea dejó de comprar productos refinados del petróleo ruso. Sin embargo, esto no cogió desprevenido al sector de los hidrocarburos.
Aunque las sanciones entraron en vigor el 5 de febrero, la Unión Europea lo anunció el pasado verano. Por tanto, el sector ha tenido tiempo para prepararse y, de hecho, así ha sido.
Durante todos esos meses se registró un mayor acopio de reservas de combustible ante el temor a un mayor desabastecimiento en Europa. Así que ahora las reservas están llenas.
No ha sido un invierno muy frío
La segunda razón que explica la bajada de precio del diésel está directamente relacionada con el punto anterior. Ante el anuncio de las sanciones a Rusia, el sector acumuló grandes cantidades de combustible para afrontar el invierno.
Sin embargo, la sorpresa (positiva) ha sido que, este año no ha habido un invierno especialmente frío en Europa, por lo que el consumo de diésel para calefacciones ha sido menor de lo esperado y los inventarios están llenos.
Ahora, con la llegada de la primavera y la subida de las temperaturas, la demanda de gasóleo para calentarse irá bajando.
El juego de la geopolítica
El tercer motivo es el más complejo y complementa a los dos anteriores. Vivimos un momento geopolítico muy importante, en el que los países hacen malabares para seguir colocando sus productos en el mercado.
El precio del petróleo depende mucho del ritmo de crecimiento de la economía mundial y, como ese crecimiento está siendo menor de lo esperado, el mercado ahora mismo está lleno de crudo barato procedente de Rusia, que se coloca en otros países para, después, llegar a Europa.
Europa ha dejado de comprar petróleo y sus derivados a Rusia, pero esto no significa que el petróleo que sigue llegando al viejo continente no sea, en parte, ruso. El veto europeo obligó a Rusia a buscar otros compradores, como China y la India, a los que vende su crudo a un precio más ventajoso.
Ese petróleo se refina en esos países y luego lo venden a Europa, eso sí, con un sobrecoste, comparado con el precio anterior, cuando lo compraba directamente a Rusia. Es decir, las empresas europeas siguen recibiendo combustible procedente del petróleo ruso, pero “subcontratado” a través de China o India.
El gran beneficiado de este juego geopolítico es Estados Unidos. Es el principal productor de crudo del mundo, gracias a la explotación de técnicas como el fracking, y durante mucho tiempo ha vendido (y sigue haciéndolo) mucho petróleo (y gas) a Europa a un precio muy ventajoso para ellos.
La consecuencia de todo esto es que, al estar las reservas llenas, los productores de petróleo se pueden permitir el lujo de bajarnos el precio del diésel. No es que sea barato, ni mucho menos, comparado con años anteriores, pero no es tan caro como se esperaba.
