15 recomendaciones para reducir el desperdicio de comida
El desperdicio de alimentos es un grave problema mundial, no solo por la comida, sino por los recursos necesarios para su producción. Es de vital importancia comprender la magnitud de este asunto, ya que cuando desperdiciamos alimentos también lo hacemos con «el trabajo, el esfuerzo, la inversión y los recursos empleados en su producción», así como los utilizados en el transporte y elaboración, subrayan desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Cerca de un tercio de la producción mundial de alimentos para consumo humano se desaprovecha cada año. Únicamente entre la cosecha y el comercio minorista se pierden cerca del 14% de todos los alimentos producidos en el planeta. De esta manera «aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero y se contribuye al cambio climático», advierten.
El desperdicio hace referencia a la parte de alimentos que se pierden en el nivel minorista o del consumidor y su reducción es de extrema importancia, sobre todo en un mundo en el que millones de personas sufren hambre a diario. Según los datos del Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo de 2019, cerca de 820 millones de personas a nivel global padecen hambre y más de 700 millones están expuestas a graves niveles de inseguridad alimentaria.
Por esta razón, la FAO ha elaborado una lista con 15 consejos indispensables para contribuir en la solución de este problema.
1. Mantener una dieta sostenible con el planeta
Se trata de llevar a cabo una alimentación saludable y a la vez sostenible con el medioambiente. Dicha sostenibilidad incluye tener en cuenta también las dimensiones económicas y socioculturales.
Según la propia definición de la FAO, las dietas sostenibles son las que generan «un impacto ambiental reducido y que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional y a que las generaciones actuales y futuras lleven una vida saludable. Además protegen y respetan la biodiversidad y los ecosistemas, son culturalmente aceptables, accesibles, económicamente justas y asequibles y nutricionalmente adecuadas, inocuas y saludables, y optimizan los recursos naturales y humanos».
2. Comprar solo lo que necesitamos
Es un principio básico para reducir el desperdicio. Para ello, es importante planificar las comidas con un menú diario o semanal. Del mismo modo, se recomienda elaborar antes de ir al supermercado una lista de la compra para evitar adquirir productos innecesarios.
3. Escoger frutas o verduras «feas»
Si las frutas o verduras son imperfectas no significa que sean peores o que estén en mal estado. Hay que tratar de borrar ese mito y no juzgar a los alimentos por su apariencia.
«A menudo se tiran a la basura frutas y hortalizas magulladas o con formas extrañas porque incumplen unas normas cosméticas arbitrarias», advierte la FAO. Sin embargo, el sabor es el mismo, por lo que una opción para contribuir al desperdicio es comprar estos productos.
4. Almacenar los alimentos correctamente
A la hora de ordenar el frigorífico se deben colocar los alimentos más antiguos o que tengan una fecha de caducidad inminente en la parte delantera. Los recién adquiridos tendrán que almacenarse en la trasera. Por otro lado, es conveniente utilizar contenedores herméticos «para mantener frescos los alimentos abiertos» y asegurarse «de cerrar los paquetes para que no entren insectos».
5. Comprobar el etiquetado
Ten en cuenta que existen diferencias entre las fechas de consumo preferente y las de caducidad. Esta última se suele utilizar en productos frescos, como carnes y pescados, con los que podemos intoxicarnos al consumirlos pasada dicha fecha al contener riesgos microbiológicos. Sin embargo, si pasa la fecha de consumo preferente significa que los alimentos pueden haber perdido parte de sus propiedades, pero no suponen un riesgo para la salud.
6. Empezar por lo pequeño
Es importante no servir más cantidad de la necesaria que luego pueda acabar en la basura. Por eso, la FAO recomienda servir raciones más pequeñas en el plato o compartir platos más grandes en los restaurantes.
7. Aprovechar las sobras
Antes de hacer la compra es aconsejable revisar la despensa y el frigorífico para aprovechar la comida que tienes en casa y consumir primero los alimentos cuya fecha de caducidad esté próxima. En el caso de que sobre comida al preparar un plato, se puede congelar para más adelante o utilizarla como ingrediente en otra comida.
Por ejemplo, si te sobra carne puedes aprovechar para hacer algún guiso o sopa, y si te sobran verduras un puré. En el caso de las frutas maduras, prueba a hacer un rico batido o un zumo.
8. Evitar el desecho de alimentos en la basura
¿Sabías que existen muchas alternativas antes de arrojar a la basura los desechos orgánicos de comida? Una opción es hacer compost y así reducir tu propia huella de carbono.
9. Respetar los alimentos
Según la FAO, es necesario volver a reestablecer «la conexión con los alimentos sabiendo del proceso de producción que comportan». Como consumidor puedes informarte sobre todo este proceso para saber qué estás consumiendo o conocer a los productores locales cercanos, entre otras opciones.
10. Apoyar a la producción de proximidad
Por otro lado, se aconseja comprar productos locales o de kilómetro cero para fomentar una dieta sostenible. Esto es, fabricados en nuestro entorno más cercano para apoyar a pequeños agricultores y reducir el impacto ambiental atribuido a su distribución.
11. Cuidar las poblaciones de peces
La FAO subraya que es muy recomendable consumir especies de peces que abunden más, como la caballa o el arenque, «antes que otras que corren peligro de sobreexplotación, como el bacalao o el atún». A su vez, adquiere pescado criado de forma sostenible como aquel «provisto de certificado ecológico».
12. Reducir el consumo de agua
La producción de alimentos necesita inmensas cantidades de agua, un recurso muy preciado y escaso en algunas regiones del planeta. Por eso es importante saber que contribuyendo a la reducción del desperdicio de comida estaremos ahorrando recursos hídricos.
13. Mantener limpia la tierra
En ocasiones arrojamos productos o desperdicios al suelo que pueden ser realmente peligrosos y/o contaminantes. «Artículos como pilas, pintura, teléfonos móviles, medicamentos, productos químicos, fertilizantes, neumáticos o cartuchos de tinta pueden filtrarse en nuestros suelos y nuestro suministro de agua perjudicando a los recursos naturales con los que se producen nuestros alimentos», advierten.
14. Aumentar el consumo de verduras y legumbres
La reducción del consumo de carne, sobre todo roja, a nivel mundial es esencial para luchar contra el cambio climático. La producción ganadera es una de las principales emisoras de gases de efecto invernadero, por lo que hay que tratar de reducir la ingesta de estos alimentos e incrementar la de legumbres y verduras.
15. Compartir para cuidar
Hay que donar aquellos alimentos que se vayan a desperdiciar o desechar. Existen muchas aplicaciones disponibles para compartir productos y evitar que acaben en la basura. Una de ellas es la app móvil Too Good To Go, que vende packs a precios asequibles de alimentos que los establecimientos de comida no hayan conseguido vender durante el día. Otra muy reciente es Encantado de Comerte, una vía para que el comercio local pueda vender los productos sobrantes.