El contexto económico actual marcado por la inflación y las tensiones geopolíticas con dos guerras en Oriente Medio y en Ucrania, afecta la decisión de compra de los consumidores a nivel europeo de tal forma que el 55% de ellos se muestran cautos, sin embargo, de cara al verano su optimismo se incrementa ligeramente.

Así lo ha reflejado el informe elaborado por McKinsey & Company titulado Confianza y sentimiento del consumidor en Europa que mide la percepción de los consumidores en el segundo trimestre del 2024 en el que a pesar de que se estabilizan las tasas de inflación y mejora el mercado laboral, la mayoría de las personas continúa manteniendo opiniones divididas respecto al rumbo económico de la región que no se marca con claridad como lo ha explicado el director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres.

«A medida que la desinflación se afiance y los tipos de interés se relajen, se puede esperar un repunte del consumo y un descenso gradual de la tasa de ahorro de los hogares», comentó Torres. De esta forma, se refirió a lo señalado por el BCE que en sus últimas previsiones apunta a una recuperación económica a partir de la segunda mitad del año. El experto agregó que «el proceso será muy gradual, lo mismo que la recuperación porque ahora mismo, los indicadores del tercer trimestre evidencian todavía una debilidad persistente».

Es por ello que la investigación realizada en España, Alemania, Italia, Francia y Reino Unido remarca que los consumidores tienden a gastar de forma selectiva y priorizar el valor de las compras. Torres precisó que la tasa de ahorro ascendió en el primer trimestre a niveles elevados, debido al entorno de los tipos de interés altos motivados por el brote inflacionario, lo que incita a acumular activos financieros o a devolver préstamos, en vez de consumir.

«Los hogares europeos están teniendo un comportamiento cauteloso en materia de consumo. El entorno de incertidumbre incita a ahorrar en vez de consumir, particularmente en los países más afectados por las tensiones geopolíticas como Alemania y el este de Europa», detalló el especialista de Funcas.

Las estrategias de ahorro, según el estudio, predominan entre los consumidores de ingresos medios y bajos, quienes ajustan sus hábitos de compra para hacer frente a los altos precios. Entre las acciones de ahorro se incluyen: la compra de productos de otras marcas, la búsqueda de descuentos, comprar menos y el aplazamiento de las adquisiciones importantes. Hay un 25% de consumidores optimistas frente a un 21% de personas que se muestran pesimistas actualmente.

Para Torres, este comportamiento es típico de los periodos inflacionarios. «Hasta hace unos años, el IPC apenas crecía y por tanto los consumidores no prestaban demasiada atención a los precios. Ahora son más sensibles para los hogares que han perdido más poder adquisitivo», añadió. En el caso del encarecimiento de los productos alimenticios, se encuentra más variedad de plataformas de comparación de precios en el mercado.

Según el estudio, los consumidores europeos buscan oportunidades para disfrutar de gastos discrecionales como viajes y entretenimiento, al mismo tiempo que mantienen una especial atención sobre sus presupuestos por lo que adaptan sus hábitos de compra.

Entre otras cosas, el informe de McKinsey destaca que los consumidores europeos priorizan la sostenibilidad y las prácticas medioambientales como factores clave al realizar sus compras. Por ello, indican que los factores relacionados con la salud y el medio ambiente, como la reciclabilidad de los productos, el abastecimiento responsable y el comercio justo, son determinantes en sus decisiones de compra.

Así también, más de la mitad de los consumidores europeos han señalado que la transparencia y la autenticidad de las empresas también juegan un papel crucial en la mayoría de las categorías, sobre todo en alimentos y productos de cuidado personal. En Europa, la preocupación por estos aspectos es especialmente notable entre los jóvenes de la Generación Z, particularmente en países como Italia y el Reino Unido.

Finalmente, el documento revela que el 63% de los consumidores en Europa no planea gastar de manera exagerada, un 37% ha manifestado su intención de hacerlo en los próximos tres meses, especialmente el grupo de los más jóvenes. Este aumento en la disposición a gastar en actividades como viajes, hoteles y entretenimiento se ve impulsado por la temporada de verano, con una tendencia particularmente marcada en España, donde el 40% de los consumidores se proyecta a incrementar estos gastos.