En una pirámide de necesidades vitales, comer estaría en la base de lo más esencial para cualquier ser humano. Pero a cientos de miles de españoles, satisfacer esto tan básico les supone un esfuerzo titánico mes a mes. Primero pagan las facturas y luego piensan en comer. Y lo que les queda tras pagar las facturas para este menester u otras necesidades también importantes como el transporte o vestir es ínfimo. Según el Informe Europeo de Pagos de Consumidores de la compañía Intrum, un tercio de los ciudadanos españoles asegura que, tras pagar sus facturas de servicios básicos esenciales, dispone de menos del 10% de su sueldo.
A un nutrido grupo de hogares (15%) incluso le queda menos de un 5% para llegar a fin de mes. Si es que llega. Según el estudio, y debido a las estrecheces provocadas en sus finanzas por el coronavirus, una cuarta parte de la población española (24%) se ha retrasado en el abono de sus facturas, un 4% más que en 2019. No obstante, y a pesar de este incremento, España sigue siendo uno de los 10 países europeos en el que sus ciudadanos afrontan con mayor puntualidad el pago de sus recibos. En grandes economías como Francia, el 27% de los encuestados reconoce no cumplir con sus obligaciones de pago en los plazos establecidos, mientras el promedio europeo se sitúa en el 29%.
Las dificultades para finiquitar los pagos tienen mucho que ver con la crisis económica que ha provocado la pandemia, pues el 43% de los españoles han visto reducidos sus ingresos por el parón de la economía. Una circunstancia a la que, según Intrum, se suma la incertidumbre económica y el miedo que eso ha inoculado en los españoles.
Este temor está provocando que los españoles se estén volviendo cada vez más precavidos a la hora de hacer una inversión. El informe sitúa a España entre los cinco países más cautelosos a la hora de contraer deudas, a pesar de los bajos tipos de interés. Encabezando el ranking se encuentra Portugal, donde 8 de cada 10 de sus habitantes aseguran ser precavidos a la hora de asumir nuevas deudas (82%), seguidos de los húngaros (78%) y los polacos y rumanos (76%). En España, el porcentaje es del 74%.
Pero si malo es el panorama actual de decenas de miles de hogares españoles, mucho peor temen muchos de ellos que sea de aquí a unos meses, cuando finalicen los periodos de carencia concedidos por la banca por el coronavirus para el pago de préstamos. Según Intrum, una vez que no se puedan posponer pagos como el de la hipoteca, uno de cada cinco españoles (18%) está convencido de que en los siguientes seis meses no podrá cubrir gastos esenciales como las facturas de servicios básicos, tres puntos porcentuales por encima de la media europea. Esta herramienta ideada por el Gobierno y el sector financiero que permite a los consumidores posponer pagos ocasionales, acordados de antemano, se han convertido en el gran aliado de los consumidores. En concreto, un 8% de los españoles que sufrió una disminución de sus ingresos, solicitó un periodo de carencia. Al analizar el tipo de facturas que se han cubierto en 2020 con este periodo de carencia, Intrum concluye que han sido básicas para muchos hogares, pues les han permitido afrontar el pago de la vivienda, los recibos de luz, agua o electricidad y la tarjeta de crédito, descubiertos o préstamos personales.