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Carnavales: disfraces que dan miedo

Carnavales: disfraces que dan miedo

Ante la proximidad de los Carnavales, desde la Unión de Consumidores de Extremadura recordamos que los disfraces deben cumplir con la legislación  en materia de seguridad de juguetes, al ser productos dirigidos a menores de 14 años. El incumplimiento de esta normativa, que puede poner en riesgo la salud de los pequeños, ha provocado la retirada de 21 referencias de disfraces en nuestro país en 2019.

En general, los incumplimientos más frecuentes en el etiquetado son:

    • Ausencia de advertencias de uso en castellano.
    • Ausencia del marcado CE, que certifica que el disfraz ha sido fabricado respetando las normas de calidad y seguridad de la Unión Europea.
    • En caso de disfraces dirigidos a mayores de 3 años, debe incluirse el símbolo que indica que no debe ser utilizado por menores de 36 meses, símbolo que en muchos casos no existe.
    • Faltan datos del importador o fabricante, sobre todo su dirección completa.

Más graves aún son los incumplimientos de las normas de seguridad. Durante muchos años, los cordones presentes en la zona del cuello o la cabeza han provocado accidentes muy serios en toda la UE. A raíz de estos problemas, se dictaron varias normas que prohíben, en las prendas dirigidas a menores de siete años, la existencia de cuerdas corredizas, cordones funcionales o decorativos en la zona de la cabeza y el cuello.

También es frecuente que algunos accesorios, como las pelucas o las máscaras, no cumplan los requisitos sobre inflamabilidad exigidos por la normativa europea, lo que puede provocar que se incendien con mayor facilidad de la debida.

Por eso, es muy importante que los padres seamos responsables de los disfraces que compramos para nuestros hijos, máxime si son muy pequeños. Siguiendo unas recomendaciones y consejos muy sencillos nos aseguraremos de tener unos carnavales sin complicaciones:

    • Compre sólo disfraces que hayan sido fabricados en la Unión Europea y que incluyan en su etiquetado:
      • El marcado CE, que significa que el juguete marcado cumple con las exigencias esenciales de seguridad previstas en las normas comunitarias.
      • El nombre y la marca del producto.
      • La razón social y la dirección del fabricante o importador.
      • Las instrucciones y advertencias de uso.
    • Si el disfraz tiene máscara, o compra alguna suelta, compruebe que existan suficientes orificios de ventilación y que su tamaño es apropiado para quien vaya a usarla.
    • Debemos comprobar, sobre todo si es un disfraz para un niño pequeño, que no haya piezas pequeñas o que se puedan romper con facilidad, bordes cortantes u objetos puntiagudos.
    • Los cosméticos deben incluir en su etiquetado el nombre del producto, el del responsable (o fabricante o importador, incluida su dirección), la fecha mínima de caducidad, el número de lote y los componentes. Además, las pinturas deben ser no tóxicas e hipoalergénicas o, al menos, probarla en una zona de la mano, observando si causa alguna reacción. No olvide eliminarla después adecuadamente.
    • En cuanto a las lentillas decorativas, deben venderse en establecimientos que dispongan de profesional cualificado y verificar que incluyen un etiquetado adecuado en nuestro idioma.
    • Si el disfraz tiene complementos (tridentes, escobas, pistolas, sombreros, diademas…), debe comprobar que no tienen partes punzantes ni piezas pequeñas que puedan desprenderse con facilidad y ser tragadas. Tampoco deben ser demasiado largos, ya que los niños se pueden lastimar fácilmente con estos accesorios si se tropiezan o se caen. Los sombreros deben quedar completamente ajustados, para evitar que se deslicen sobre los ojos.

¿Disfraces sexistas?
Es cierto que, tradicionalmente, los catálogos de distintos establecimientos, distinguían entre disfraces masculinos y femeninos. Con el paso del tiempo, esta alusión directa se cambió por un código de colores, rosa para ellas, azul para ellos. En efecto, a las chicas se las suele identificar con tonos rosas, princesas, belleza y labores del hogar y a los chicos con tonos azules, profesiones de acción o superhéroes. Sin embargo, cada vez más padres y organismos reivindican la igualdad de ambos sexos. De esto son conscientes los establecimientos jugueteros y, a decir verdad, esa distinción ha desaparecido en muchos catálogos. Pero cuando visitamos el establecimiento, la realidad es otra bien distinta.

Así, mientras que en el catálogo vemos a una niña disfrazada de bombera o policía nacional, en la ilustración del envoltorio de esos disfraces en la tienda aparece un niño, estando reservadas las fotografías de niñas al etiquetado de los disfraces de “Hada-Princesa”, “Princesa del Hielo” y demás variantes.

Como padres, podemos favorecer la igualdad evitando la distinción por colores, respetando las decisiones de nuestros hijos y educándoles para que escojan el disfraz que quieren sin dejarse condicionar por los roles establecidos en la sociedad.

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