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Cómo reciclar los millones de test de antígenos para que no acaben en el contenedor de restos

Cómo reciclar los millones de test de antígenos para que no acaben en el contenedor de restos

Más de siete millones de test de antígenos se han vendido en España en la última semana de año, y subiendo. Eso significa siete millones de pruebas que en su gran mayoría se han tirado al contenedor de restos (el de los residuos que no se reciclan). Por tanto, no se está reciclando esta cantidad ingente de pruebas autodiagnósticas. En las indicaciones de cada caja viene una bolsa de plástico para introducir todos los elementos que se usan en el test y después la mayoría de fabricantes especifican que «se tira a la basura doméstica teniendo en cuenta la normativa local en vigor».   

Pero, todo es plástico menos el bastoncillo con la muestra. Algunos expertos han avisado ya de que habría que buscar otra solución para tirar los test de farmacia después de usarlos. Como la bioquímica y bióloga molecular, María I. Tapia, que en un tuit ha señalado, «está muy bien fabricar y hacer test, pero estamos dejando el planeta hecho un asco. La carcasa de plástico se podría reutilizar y enviar por separado las tiras de papel en sobres o cajitas».

Una vez usados, devolverlos a las farmacias

Para Carlos Arribas, responsable del Área de Reciclaje de Ecologistas en Acción, lo que habría que hacer es no dejar la responsabilidad al ciudadano sino que vuelvan a las farmacias una vez usados y estas a su vez que se las den a los productores de test. «Los test usados no son peligrosos, no contaminan, en caso de positivo, en cuestión de horas deja de ser contaminante o infeccioso por eso deberían devolverse a las farmacias y que a partir de ahí se reciclen».

Ahora los consumidores lo están tirando a la basura normal y son kilos y kilos de plástico que terminan en vertederos o en incineradoras.

«Se sabe que los recipientes pequeños de plástico, es decir, los que no son envases, son muy difíciles de reciclar, por eso no creo que la solución esté en separar y tirar el plástico de cada test en la bolsa amarilla y las tiras a la basura normal. Además, de que es una locura para el consumidor que termina tirándolo todo al mismo sitio, no se puede reciclar algo tan pequeño», señala Arribas, que asegura que no está claro que Ecoembes se vaya a hacer cargo de los plásticos que no son envases. Y alguien tiene que hacerse cargo de este residuo.

En la misma línea hablan desde la Fábrica de Innovación y Singular Mask que llevan desde el mes de diciembre de 2021 explorando alternativas más sostenibles, que mejoren además la disponibilidad a escala local de estos tests.

Las opciones que están buscando son varias. Piden que se apunte a un modelo más similar al que existe en otros países con un marco de cartón, en vez de plástico y con un diseño que necesite de menos artículos. Otra idea sería lograr que haya cajas con más de un test, que pueda ser útil para cuando una persona tiene síntomas, o para trabajadores de residencias o de centros de trabajo que se hacen test diarios. «Ahí una buena solución sería tener un marco estático sin cierre, en el que se pudiera pinchar la muestra desechable cada día y que igual tuviera señalados los mismos parámetros para realizar el test con facilidad», explican en su web.

Su objetivo sería poder llegar a tener test de antígenos más asequibles y con menores costes, mejorando la accesibilidad de los colectivos más vulnerables y de otros países a los que aún no han llegado. Además, lograr test que lleguen a generar menos residuos, especialmente plásticos. Por ello, buscan laboratorios que quieran co-diseñar test y personas que se involucren en acelerar las homologaciones correspondientes. 

No son medicamentos

Desde las farmacias apuntan a que no son medicamentos sino restos biológicos de un producto sanitario. «Tras usar la prueba, los materiales utilizados se deben depositar en el embalaje que incluye el kit de autodiagnóstico y seguir las indicaciones del fabricante sobre la eliminación de los residuos», explica Cristina Fernández Marcos, farmacéutica del Centro de Información del Medicamento del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.

Además, recuerda que este proceso se hará «de acuerdo con la normativa que tenga cada comunidad. En ningún caso sería a través del Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases (punto SIGRE), ya que solo gestionan medicamentos«, señala Fernández Marcos.

Pero desde Ecologistas insisten en que se podría crear un sistema como SIGRE para reciclar los test. «Los productores son los responsables últimos de los productos que ponen en venta. Habría que obligarles a que rotularan que una vez que se utilice, se devuelva a la farmacia. Un sistema de gestión y recogida de estos residuos. Sino se deberían plantear buscar otros modelos de test que contengan, por ejemplo, menos plástico. Es más dinero, más tiempo y más personal, es cierto, pero esto no es solo ganar dinero», apunta Arribas. 

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