Cómo vender una casa heredada sin tener ningún problema por ello
Heredar una vivienda es algo común, además de una opción mucho más ventajosa fiscalmente que realizar una donación de dinero. En este sentido, que haya un testamento de por medio siempre facilitará las cosas a los herederos, ya que en él la persona fallecida decide cómo se manejarán sus bienes y quién será el beneficiario de los mismos. De no haberlo, pueden surgir algunos problemas o complicaciones. Pero, ¿qué ocurre si queremos vender una vivienda heredada?
Una vez aceptada la herencia, lo primero que hay que hacer para proceder a la venta de la vivienda (no hay que esperar ningún tipo de plazo) es inscribirla en el Registro de la Propiedad a nombre de los herederos.
Para ello, será necesario acudir al Registro y presentar los siguientes documentos: certificado de defunción del antiguo propietario, copia del DNI de la persona fallecida, certificado de últimas voluntades, certificado de seguros de vida (si los hubiera), escritura de aceptación de la herencia, acta de declaración de herederos (si no hay testamento), comprobante de pago o solicitud de aplazamiento de los impuestos y copia del DNI de los herederos.
En un plazo máximo de 15 días, el Registro inscribirá la vivienda o notificará si hay algún problema con los documentos presentados. Si todo es correcto, entonces podremos pasar a vender la vivienda siguiendo los pasos habituales que se seguirían para vender cualquier casa.
En cuanto a los impuestos, tendremos que pagar el IRPF y la plusvalía municipal. Ten en cuenta que si la vivienda ha sido heredada por varios hermanos, cada uno pagará en proporción a la parte de la casa que heredó. Además, que para el cálculo del IRPF, se cuenta como valor de adquisición de la vivienda el que conste en la declaración del impuesto de sucesiones.
Cuando hay varios herederos, puede resultar difícil ponerse de acuerdo en algunas decisiones. En este caso, si no todos quieren vender la casa heredada, todavía es posible venderla, señalan.
Es posible de tres formas distintas: a través de una extinción de condominio (los herederos venden su parte al que prefiere conservar la casa), la venta del proindiviso (el heredero vende su parte de la vivienda a un tercero) o la división de la cosa común (obliga a los herederos a vender y suele terminar en subasta).