El 34% de la población sufre problemas de salud mental
De acuerdo con el informe, el 34% de la población padece algún problema de salud mental, afección que supera el 40% en la población de 50 y más años y el 50% en los de 85 y más, siendo los más prevalentes los trastornos de ansiedad (106,5 casos por cada 1.000 habitantes), los del sueño y los depresivos (81,6 y 47,8 por cada 1.000 habitantes, respectivamente), con una tendencia creciente en la serie 2016-2022.
De esta forma, los casos de ansiedad se han disparado un 70% en el periodo analizado, afectando ya al 10% de la población, el doble a mujeres (14%) que a hombres (7%), y a tres de cada 100 menores de 25 años, en los que constituyen los problemas de salud mental más frecuentemente registrados.
Y es que en la infancia y adolescencia (menores de 25 años), los problemas de salud mental más frecuentemente registrados también son los trastornos de ansiedad (32,8 casos por 1.000 habitantes), seguidos de los trastornos específicos del aprendizaje (29,0) y los problemas hipercinéticos (24,9); siguen una tendencia creciente, aumentando entre 2019 y 2022 un 29,5%, un 26,6% y un 5,2%, respectivamente.
5,5 millones de consultas en psiquiatría
Las personas con trastornos mentales y del comportamiento realizan alrededor de 1,5 veces más visitas al año a los centros de atención primaria que la población general, según se desprende el informe del Ministerio de Sanidad, que señala que alrededor de 5,5 millones de consultas de atención especializada de psiquiatría se atienden en los centros ambulatorios de especialidades y en los hospitales del SNS, lo que supone que aproximadamente el 95% de las consultas de psiquiatría tienen lugar en centros públicos.
No obstante, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS) recordaba este lunes que el 70% de los hospitales especializados en salud mental y tratamiento de toxicomanías son de carácter privado, según el «Observatorio del sector sanitario privado 2024».
Anualmente, se producen cerca de dos hospitalizaciones por trastornos mentales y del comportamiento por cada 1.000 habitantes, tasa similar en ambos sexos, con una estancia media de 19,5 días. Así las cosas, en 2022 se han atendido en torno a 360.000 urgencias hospitalarias por esta causa, se desprende del estudio, que indica que el porcentaje global de reingresos urgentes psiquiátricos en hospitales del SNS ha sido del 11,4%, muy similar al del año anterior, y sin prácticamente diferencias entre hombres y mujeres. La evolución en el periodo 2012-2022 ha sido estable con un pequeño incremento en los tres últimos años, situándose en 2022 en valores un 17% más elevados que en 2012.
Deprescripción de antidepresivos
El Ministerio de Sanidad ya anunció el pasado mayo un polémico plan para hacer frente a las elevadas cifras de ansiedad y depresión que se registran entre la población española. Se trata, informaba la comisionada de Salud Mental del Ministerio, Belén González, de una deprescripción de psicofármacos, para prescribir, por ejemplo «grupos de deporte en lugar de rubifén, asociaciones feministas en lugar de sertralina, o un sindicato en lugar de Lorazepam».
Un plan de acción 2025-2027 que ha levantado ampollas en el sector de la psiquiatría. El prestigioso psiquiatra Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, jefe del departamento pediátrico y juvenil del mismo centro hospitalario y, desde 2023, miembro de la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, se pronunciaba al respecto.
El Dr. Arango señalaba que no hay ningún tipo de evidencia científica ni ensayos clínicos que demuestren que darse de alta en un sindicato es beneficioso para un paciente con problemas de salud mental. «La evidencia no es que no les avale, es que dice lo contrario de lo que pregonan», hace hincapié, e indica que «tomar el tratamiento farmacológico aumenta la esperanza de vida de los pacientes que tienen esquizofrenia», según cohortes hechas en Finlandia y Suecia con toda la población de estos países seguidos durante décadas.
Respecto al aumento de uso de psicofármacos en la población joven, Arango explica que, a pesar de ser un problema «serio», «no se resuelve quitando los fármacos (lo que puede empeorar la situación), sino implementando muchas otras ayudas, creando más plazas de psicólogos y psiquiatras, de hospitales de día, educando en la resiliencia…. Si eso va consiguiendo que mejore la salud mental de los jóvenes, se utilizarán menos fármacos seguramente. Pero desprescribir sin dar alternativas de tratamientos ambulatorios intensivos es dañino». «Todo esto de prescripción o desprescripción en psiquiatría es estigma contra esta especialidad», concluye el experto.