El gusano de la harina, el primer insecto apto para el consumo humano en Europa
El consumo de insectos como alimento no es habitual en la cultura occidental, pero cada vez está más extendido. En este sentido, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya tiene una opinión sobre el uso de una especie de insecto como alimento para los seres humanos; y no es precisamente mala. El organismo comunitario considera que el consumo del gusano de la harina(’Tenebrio molitor’), ya sea como insecto seco entero o en forma de polvo, no plantea preocupaciones de seguridad. Se trata de la primera evaluación completa de un producto alimenticio derivado de insectos como nuevo alimento.
El estudio analiza el gusano como ‘snack’ o ingrediente alimentario en otros productos. La EFSA considera que, teniendo en cuenta la composición del insecto y sus condiciones de uso, el consumo no es “nutricionalmente desventajoso”, pero puede producir reacciones alérgicas “en sujetos con alergia a los crustáceos y ácaros de polvo”. Los principales componentes de esta larva son proteínas, grasas y fibra (quitina).
“Los insectos son organismos complejos, lo que hace que caracterizar la composición de los productos alimenticios derivados de insectos sea un desafío. Comprender su microbiología es primordial, considerando también que se consume todo el insecto”, explica Ermolaos Ververis, químico y científico de alimentos de la EFSA.
Esto supone el primer paso para la regulación de nuevos alimentos, como los insectos. El estudio de sus valores nutricionales, así como de su composición microbiológica, permite recomendar o desaconsejar su aprobación. Ahora la pelota está en el tejado de los Estados miembros, que en los próximos siete meses tienen que decidir si autorizan su comercialización en la Unión Europea.
El consumo de insectos como alimento no es habitual en la cultura occidental, pero cada vez está más extendido. Hay una barrera que nos impide comer con total normalidad lo que se conoce popularmente como bichos, algo que sí está aceptado en otros lugares del planeta como África, Asia o Sudamérica. En la gastronomía mexicana, por ejemplo, es tradicional el consumo de saltamontes como guarnición, solo que allí los llaman chapulines.