El Parlamento Europeo aprueba el «derecho a la reparación»: alarga la vida útil de los bienes y facilita su arreglo
Reparar antes que comprar, siempre que sea posible. El Parlamento Europeo aprobó el martes con una amplia mayoría su propuesta legislativa sobre el «derecho a la reparación» de productos defectuosos, con la que pretende fomentar un consumo más sostenible y más rentable para los usuarios.
En las últimas décadas, la mayoría de los consumidores han optado por sustituir sus dispositivos en lugar de arreglarlos en el momento en el que estos empezaban a funcionar mal, especialmente si se daba fuera del plazo de garantía. La falta de opciones e incentivos por parte de los fabricantes ha sido uno de los motivos de esta práctica, que se ha intensificado con los años como consecuencia de la obsolescencia programada, o lo que es lo mismo, la planificación de la vida útil de un producto para que deje de funcionar y haya de ser reemplazado pasado cierto tiempo o después de un número determinado de usos. Según un sondeo del Eurobarómetro, el 77% de los encuestados señalan que cuando un producto deja de funcionar, terminan tirándolo y comprando uno nuevo, debido a los altos costes de reparación, a la falta de servicios prestados, o a las características de diseño que lo impiden.
La mayoría de los productos que desechamos son a menudo artículos viables que se pueden arreglar y prolongar su vida útil, pero se suelen eliminar antes de tiempo, lo que se traduce en 35 millones de toneladas de residuos y 261 millones de toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea cada año, según datos de la Comisión Europea. Además, las pérdidas de los consumidores al optar por la sustitución en lugar de la reparación se calculan en casi 12.000 millones al año.
La iniciativa que continúa su recorrido comunitario -la propuesta directiva fue lanzada por la Comisión Europea el pasado mes de marzo- sale adelante mediante 590 votos a favor, 15 en contra y 15 abstenciones. Con ella, los eurodiputados defienden que los dispositivos sean más fáciles de reparar y más duraderos -una de las medidas es ampliar a un año la garantía de los productos arreglados- y así reducir los residuos y con ello el impacto medioambiental del consumo masivo, y apoyar al sector de la reparación.
«La gente quiere alargar la vida útil de sus dispositivos, pero a menudo es demasiado caro o difícil», declaró el eurodiputado alemán, René Repase durante el debate en el Pleno. «Hemos adoptado una serie de medidas para animar a los consumidores a elegir la reparación en lugar de la sustitución del producto defectuoso, con énfasis en apoyar a los reparadores independientes e incluir incentivos financieros. Esperamos que el Consejo fije su posición pronto, para poder empezar las negociaciones para transformar estas medidas en legislación y allanar el camino para una verdadera economía circular en Europa».
De esta manera, los vendedores tendrán que arreglar los dispositivos siempre que sea posible y cuando cueste igual o menos que reemplazarlo por uno nuevo. Una vez expirado el plazo de dos años de garantía, los consumidores podrán pedir que arreglen artículos como lavadoras, aspiradoras, teléfonos inteligentes o bicicletas y podrán solicitar uno de sustitución durante el tiempo que dure la reparación.
Además, una de las grandes trabas que ponen los fabricantes es crear piezas con diseños muy característicos, lo que dificulta su adquisición sin tener que acudir a los servicios técnicos oficiales, mucho más caros. La medida aprobada este martes, quiere acabar con esto y permitir al comprador llevar su dispositivo al taller que quiera, creando así un mercado más competitivo y creando más empleo.