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España, el cuarto país de la UE que más redujo sus emisiones de la energía en 2020

España, el cuarto país de la UE que más redujo sus emisiones de la energía en 2020

El año de la pandemia registró en España el hundimiento más grande de las emisiones que se relacionan con el cambio climático. Las restricciones impuestas para afrontar el coronavirus hicieron que en 2020 las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas por la energía se redujeran notablemente en toda Europa. Y fue algo especialmente acusado en España, que se convirtió en el cuatro país de la Unión Europea con un mayor descenso, del 16,2% en comparación a 2019. Son datos de la oficina europea de estadística, Eurostat.

La media de reducción de emisiones de CO2 en el conjunto de la Unión Europea fue en 2020 de un 10%, y solo tres países se situaron por encima de España en términos relativos: Grecia (-18,7%), Estonia (-18,1%) y Luxemburgo (17,9%).

De entre los países de mayor tamaño y población España es el que logró reducir en mayor proporción sus emisiones en comparación al año anterior.

Por su parte, los socios comunitarios que menos aprovecharon la covid para reducir sus emisiones fueron Irlanda y Lituania (-2,6%), Hungría (-1,7%) y Malta (-1%). En cualquier caso, la tónica general demuestra que en 2020 hubo una notable caída en el consumo de combustibles fósiles en todo el continente.

Las emisiones de dióxido de carbono se producen al quemar combustibles fósiles –principalmente petróleo, pero también derivados, gas natural o carbón– para, por ejemplo, generar electricidad o propulsar medios de transporte, y suponen el 75% de los gases de efecto invernadero generados por el hombre, según destaca el propio Eurostat.

Sin embargo, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica. Teresa Ribera, reaccionó con cautela ante estos datos. Dijo que «buena parte de esa reducción» es imputable a la menor producción de electricidad a partir de la quema de carbón. «Y esto es un cambio estructural que se queda consolidado probablemente en nuestro sistema», sentenció.

Sin embargo otra parte es imputable al sector del transporte, que «probablemente» las ha reducido a consecuencia de las medidas de restricción de movilidad que han tenido todos los españoles durante el año pasado. Es decir, «no puede pensarse que esta sea una pauta que, sin cambios adicionales, pueda mantenerse en el tiempo»

Por eso, «de cara al esfuerzo que tenemos por delante, lo más significativo es ser capaces de incorporar nuevos hábitos en movilidad», dijo la ministra: «buscar, sobre todo en áreas urbanas y metropolitanas, las opciones menos emisoras, las opciones no motorizadas, el transporte público y, en el supuesto de tener que recurrir a opciones motorizadas, optar por vehículos no emisores, es decir, vehículos eléctricos», añadió.

Por otro lado, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, han participado en las sesiones organizadas este jueves y viernes por el gobierno alemán y británico con motivo de la celebración del Diálogo de San Petersburgo para la Acción Climática. En este encuentro ha intervenido también el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres; el primer ministro británico, Boris Johnson, y la canciller alemana, Angela Merkel, en la que ha sido su última participación en este foro.

El Diálogo de San Petersburgo ha vuelto a cumplir con su cita anual y ha reunido a ministros de todo el mundo para debatir las principales claves para la próxima COP26 de Glasgow. Entre los asuntos discutidos destaca la necesidad de dar respuestas globales a las prioridades de los países más vulnerables en materia de adaptación al cambio climático y resiliencia. 

La ministra Teresa Ribera ha señalado que “debemos considerar y entender la relevancia de la adaptación y la resiliencia en un contexto de emergencia climática”, así como la importancia “de asegurar resultados concretos en la COP26 que permitan contar con unos términos de referencia comunes que mejoren la financiación de la adaptación”.

Durante estos dos días, los ministros han debatido sobre algunos de los asuntos más espinosos que se presentarán en Glasgow. En este sentido, se ha retomado la discusión ministerial sobre la puesta en marcha de los mercados de carbono internacionales, uno de los temas del Libro de Reglas de París y cuyo acuerdo lleva pendiente más de dos años. 

En estas reuniones se han intercambiado ideas para avanzar hacia un acuerdo que permita el lanzamiento de unos mercados de carbono internacionales basados en unas reglas comunes y robustas que aseguren la integridad ambiental del sistema.

La agenda financiera para la COP26 también ha sido un punto importante de debate. Todos los participantes han estado de acuerdo en la necesidad de que en Glasgow se ponga de manifiesto el compromiso de los países desarrollados de cumplir con el objetivo de movilización de recursos financieros públicos y privados de 100.000 millones de dólares a partir de 2020. Se precisa aumentar la movilización de recursos financieros para facilitar la adaptación y reforzar la resiliencia de los países en desarrollo a los impactos del cambio climático en un contexto como el actual, en el que la vulnerabilidad de los países ante shocks externos se ha puesto claramente de manifiesto.

Por último, los ministros debatieron sobre aspectos relativos al ciclo de ambición de los planes nacionales de clima o contribuciones reducción de emisiones de los países, clave para asegurar una revisión regular de la ambición que permita aumentar de una manera más recurrente los objetivos de recorte de emisiones para así alinearlos con la ciencia. 

También se ha reconocido el papel clave del marco de transparencia establecido en París como espina dorsal del pacto a la hora de facilitar información clara y comparable que permita evaluar la ambición individual y colectiva de unos y otros y la importancia de cerrar en Glasgow los últimos flecos pendientes de resolución.

La canciller alemana participó en la que posiblemente sea su última intervención en materia de cambio climático a nivel internacional antes de abandonar su puesto. Merkel, que ya presidió en 1995 la primera Cumbre del Clima de Berlín que culminó con el mandato para negociar el Protocolo de Kioto, puso en marcha el Diálogo de San Petersburgo en 2010. Tras las fallidas negociaciones sobre el clima en Copenhague en 2009, el objetivo de este Diálogo fue el de crear un espacio para intercambios honestos y constructivos entre los ministros para establecer confianza y puntos en común.

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