La resistencia de los grandes bancos a remunerar los depósitos coincide con los niveles más bajos de competencia en el sector por el intenso proceso de concentración sufrido a raíz de la crisis financiera, primero, y la inquietud que despertaría después la pandemia ante sus eventuales efectos sobre la economía, empresas y familias. El índice Herfindahl-Hirschman, que se utiliza para determinar el nivel de competencia en los diferentes sectores, escaló en 2022 a un máximo de 1.327 puntos, casi triplicando el umbral previo a la crisis financiera internacional. Su evolución se encuentra íntimamente ligada a que la acumulación de mercado en manos de los cinco mayores bancos se incrementó en igual periodo de tiempo desde copar el 40% del total de activos del sector en el año 2007 a un 70% a finales del pasado ejercicio conforme a datos del Banco Central Europeo (BCE).

La situación de competencia se ha puesto sobre el tablero por la renuencia de la banca a trasladar la subida de tipos de interés a los depósitos vía remuneraciones. La vicepresidenta económica del Gobierno, Nadia Calviño, ha encargado a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) que analice si existe «un problema de competencia» en dicho comportamiento.

Semanas antes había sido la propia presidenta de la CNMC, Cani Fernández, la que reclamó al Ejecutivo herramientas para investigar si el mercado estaba jugando con normalidad o existía una colusión tácita, es decir, que al ser pocas entidades puedan llegar a coordinarse en forma indirecta a través de sus decisiones comerciales.

Investigación de la CNMC

El índice Herfindahl-Hirschman (más conocido como HHI, por las siglas en inglés) es una de las herramientas más utilizadas por autoridades y expertos para testar el grado de concentración en los diferentes sectores de actividad y verificar si hay riesgo o no de merma de rivalidad comercial. Se calcula elevando al cuadrado las cuotas de mercado de cada compañía en una industria y luego se suman. Así, el valor máximo sería de 10.000 en una situación de monopolio absoluto.

Cuanto menor sea su cifra implica mayor concurrencia de firmas y menor concentración. Se considera que por debajo de 1.500 el mercado es competitivo, situación en la que se encuentra la banca española pese al deterioro de ratio por las fusiones, y las alertas saltarían a partir de los 2.000 o 2.500 puntos. El principal inconveniente que se asocia al HHI es la simplicidad de su cálculo, que no tiene en consideración las complejidades de los mercados y obliga a analizar otros indicadores.

Los datos del BCE colocan al sector bancario español en la parte media alta en términos de acumulación de negocio en pocas manos y por encima de los sistemas financieros de Alemania, Francia e Italia, donde las cinco mayores entidades copan entre el 35 y 50,5% de la tarta total de activos. Su indicador HHI resulta inferior a 1.205 puntos en el caso luso y a 650 en los tres restantes países. Los peores registros corresponden, a su vez, a los sistemas bancarios de Chipre, Finlandia, Estonia, Grecia u Holanda, donde la gran banca rebasa el 90% de cuota en algunos casos.

A pesar del deterioro de la competencia en los últimos años, la situación en España se mantiene dentro de la zona de tranquilidad. Y frente a los reproches del Gobierno y las suspicacias de la CNMC la banca asegura que la rivalidad por captar negocio y clientes «es máxima» y los depósitos llegarán cuando los exijan los clientes y los imponga el mercado. Como alternativa defienden que los fondos de inversión con rentabilidades garantizadas resultan mejor producto para el ahorro a plazo.

Las entidades argumentan además que los depósitos no han vuelto a los escaparates porque la abundancia de liquidez existente quita presión para buscar recursos minoristas frente a otros episodios donde se declaró una auténtica «guerra» por el pasivo ante la imperiosa necesidad de fondear en unos mercados mayoristas que exigían exorbitadas remuneraciones.

En la crisis de 2012 se llegó a bonificar más de un 4% los depósitos ante la extrema dificultad para captar dinero en los mercados para algunos bancos y la imposibilidad de llegar para otras entidades. Esta situación se ha relajado además con la caída abrupta en la demanda de financiación, señalan fuentes financieras. La nueva concesión hipotecaria cayó un 18% interanual entre los meses de abril y mayo y más del 8% en los nuevos préstamos a empresas.

El Banco de España ha respaldado esta última tesis en un documento ocasional publicado recientemente donde analiza la traslación de tipos a los depósitos en diferentes países. Sus expertos concluyen que hay un retraso generalizado frente a otras situaciones previas de subidas de tipos, pero especialmente en España, relacionado con el exceso de liquidez del sistema después de que la banca acudiese en masa a la liquidez a largo plazo del BCE (TLTRO).

Pero el organismo también constata que las entidades que operan en países con una mayor concentración bancaria han incrementado menos la remuneración de los depósitos.

El supervisor valida en el estudio, por otro lado, el argumento de la banca de que los mercados con menos remuneración al depósito ofrecen los préstamos más baratos.

Un 33% menos de la zona euro

La remuneración del depósito al cliente particular continúa en España un 33% por debajo del pago medio existen en la zona euro. Según las estadísticas del BCE, las entidades retribuía a los hogares con un 1,64% el pasado mes de mayo frente al 2,46% de promedio europeo.

La bonificación se distancia de forma clara de países como Francia (paga un 3,21%), Italia (3,10%) o Alemania (2,58%). En contrapartida, la oferta de hipotecas es la más barata después de la oferta de Malta, Croacia o Francia.

En empresas, en cambio, la situación es más equiparable y los depósitos remuneraban en mayo con una media del 2,84% el dinero nuevo de las compañías, casi en línea con el 2,95% de media europea.