La defensa de la UE pasa por la tecnología
La economía mundial se dirige desde hace años y a gran velocidad hacia una creciente digitalización, y el mercado europeo puede convertirse fácilmente en presa de unas compañías globales creadas en Estados Unidos, pero que se han expandido por todo el planeta como consecuencia de la ausencia de reglas para un tipo de actividad que no existía hace una década. En este sentido, es razonable que el comisario de Mercado Interior, el francés Thierry Breton, anuncie que la Comisión Europea está preparando un arsenal legislativo para proteger a empresas y consumidores de una situación en la que la posición dominante de los gigantes digitales puede condicionar toda la actividad económica.
Debajo de los inocentes mensajes personales que circulan por las redes sociales se desarrolla una actividad económica muy lucrativa, basada en la capacidad de conocer, dirigir e incluso manipular a los consumidores. Debemos ser conscientes de que obtener un servicio que no pagamos con dinero conlleva pagarlo con nuestros datos. Nosotros somos el precio. En este escenario, las empresas europeas de comunicaciones pueden verse avasalladas por la prepotencia de las tecnológicas norteamericanas, que ni siquiera liquidan los impuestos que corresponderían a sus extraordinarios beneficios.
La Comisión, sin embargo, no tiene capacidad para poner en marcha esa legislación. Es necesario que los gobiernos de los países miembros la apoyen y la aprueben -y que sea después ratificada en el Parlamento Europeo-, para lo que deben estar dispuestos a afrontar las presiones comerciales que, sin duda, vendrán del otro lado del Atlántico. Si no lo hacen pondrán en peligro la soberanía tecnológica de Europa en unos tiempos en los que es más necesaria que nunca.