Nos sumamos al Día Mundial de la Salud Ambiental: «Una sola salud»
Luchar contra la degradación de ecosistemas o la acumulación de residuos, pero también contra el ruido o la contaminación digital: todo vale para trabajar el concepto ‘One Health’ (Una sola salud), especialmente hoy jueves con la conmemoración del Día Mundial de la Salud Ambiental.
La Organización Mundial de la Salud introdujo este concepto para referirse a la interrelación entre salud humana, animal y medioambiental, en busca de un enfoque integral que optimizara la situación y de paso ahorrara esfuerzos en el control de enfermedades y sus consecuencias.
‘Una sola salud’ ha permitido incrementar paulatinamente la colaboración entre distintas disciplinas, como la medicina, la veterinaria y las ciencias ambientales, entre otras, si bien a nivel popular el punto de inflexión fue la declaración de pandemia del COVID-19 en marzo de 2020.
La jornada que hoy se conmemora la fijó la Federación Internacional de Salud Ambiental en 2011, teniendo en cuenta este concepto y pensando en múltiples factores que afectan a la salud pública, desde los cambios provocados por la meteorología hasta la contaminación química, pasando por las radiaciones electromagnéticas y la presencia de virus peligrosos, entre otros.
En 2024 esta organización ha vinculado la fecha con el cambio climático, tal y como muestra el lema escogido: ‘Creando comunidades resilientes mediante la reducción del riesgo de catástrofes y la mitigación y adaptación al cambio climático’.
Pensando en la repercusión de la salud del planeta sobre la del ser humano, numerosas entidades lanzan o mantienen iniciativas orientadas a la regeneración natural, como la plataforma ‘Bosque marino’ impulsada por la Fundación Ecomar y Redeia, matriz de Red Eléctrica: una alianza estratégica para impulsar la restauración de ecosistemas marinos y cuyo primer proyecto consiste en recuperar praderas submarinas de ‘Posidonia oceánica’ en la Comunidad Valenciana.
La recuperación de ecosistemas como los humedales o la aplicación de prácticas agroecológicas son cada vez más importantes, según reflejan los programas de organizaciones como la Fundación Global Nature, pero también la gestión de residuos y la calidad de aire y agua.
En el caso de España, los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística se remontan a 2021 pero son significativos, ya que las empresas gestoras recogieron entonces 22,7 millones de toneladas de residuos urbanos (un 4,4 % más que en 2020), mientras que la recogida separada aumentó un 9,8 % y la cantidad a nivel individual (478,7 kilogramos por habitante), un 4,3 %.
En cuanto a calidad del aire, los últimos informes europeos constatan su mejora, aunque subsiste un aspecto menos estudiado: la contaminación interior de los hogares que, según el Barómetro de Edificios Saludables 2024 del BPIE (Instituto Europeo de Rendimiento de Edificios, por sus siglas en inglés), pueden estar hasta cinco veces más contaminados que el exterior debido a insuficientes ventilación y limpieza.
Diversas entidades trabajan en mejorar la salud en otros ámbitos que suelen quedar en segundo plano, pese a que también influyen en la calidad de vida humana y del entorno, como sucede con la contaminación acústica o la digital.
Un caso reciente de contaminación acústica llevó a la suspensión de conciertos en el estadio Santiago Bernabéu: los letrados Jorge Pinedo Hay, Ricardo Ayala y Yomara García Viera, de la Asociación Nacional Juristas contra el Ruido, en representación de un grupo de vecinos afectados, denunciaron «la afección de derechos fundamentales a la salud e integridad, además de intimidad personal e inviolabilidad del domicilio», por los ruidos y vibraciones generados.
Los abogados recordaron que tanto el estadio de fútbol como las viviendas «se encuentran en una zona ambientalmente protegida desde 1997», que estos conciertos «carecen de trámite ambiental alguno» y que las licencias «no son autorizaciones para contaminar sino justo todo lo contrario».
En cuanto a la contaminación digital, distintos informes alertan sobre los efectos de la actividad de Internet: el primer Estudio ING Bienestar Digital precisaba que 4 horas viendo videos en el móvil contaminan lo mismo que un recorrido de coche en 50 kilómetros o que cada giga de descarga consume 200 litros de agua para refrigerar los servidores.