El polvo en gran volumen puede entorpecer el rendimiento de un equipo enormemente, incluso llegar a ponerlo en peligro si la situación es muy extrema. Esto sucede porque, para todo dispositivo electrónico, combatir el calor residual generado por nuestros componentes es una de las labores más cruciales para su correcto funcionamiento, y esta suciedad puede emborronar la eficiencia de la refrigeración de nuestro equipo.
En este sentido, traemos cuatro recomendaciones para mantener nuestro equipo como el primer día:
LIMPIEZA: Ignorar el estado interno de nuestro PC durante decenas de meses puede ser tan perjudicial como limpiarlo una vez a la semana, el primero porque la suciedad puede obstruir el correcto funcionamiento del equipo, y el segundo porque la manipulación continuada de nuestras piezas y su exposición puede, por mala práctica o por un sencillo accidente, acabar con algún daño a nuestros componentes.
Lo más correcto es limpiar nuestro PC sólo cuando detectemos que se comienza a acumular polvo en las partes móviles de nuestro dispositivo.
Uno de los errores más comunes a la hora de ponerse manos a la obra con la limpieza de nuestro equipo suele ser la elección de las herramientas.
En el caso del polvo, que como ya hemos dicho suele ser uno de los principales causantes de problemas, lo ideal es prescindir de productos para el polvo, como pulverizadores de captura o productos de limpieza convencionales. Nuestras mejores armas serán artilugios de aire comprimido, los pulverizadores y algún tipo de brocha o herramienta en seco para llegar a los elementos más inaccesibles. Por supuesto, por nuestra salud, suele ser recomendable usar algún tipo de mascarilla con filtro.
Cuando necesitamos limpiar más a fondo una zona, lo ideal es usar una combinación de un paño de microfibra junto a algún limpiador basado en alcohol de alta graduación. El objetivo es retirar la suciedad para después poder eliminarla en seco, y esta opción consigue eso de forma sencilla. Soluciones como las típicas toallitas alcoholizadas pueden ser una opción aceptable también, aunque ojo con su composición.
EVITA LAS MALAS PRÁCTICAS:
- Si vas a realizar una limpieza a fondo, lo ideal es desmontar parcialmente el equipo, especialmente las piezas móviles, para limpiarlas individualmente.
- Nunca aspires el interior de tu torre o algún componente, por mucho polvo acumulado que tenga. La solución es la expulsión, no la succión.
- Algunos componentes, como la tarjeta gráfica o el ventilador de nuestra CPU, pueden requerir que los desmontemos para una verdadera puesta a punto. Nuestro consejo si no sabes cómo enfrentarte a ellos es que optes por limpiar exterior + ventiladores.
- Deja las piezas como la PSU fuera del proceso de limpieza pues hacerlo sin conocimiento puede suponer estropearlas.
- Ojo con la electricidad estática acumulada. Es extraño que causemos daños a nuestro equipo a través de ella, pero es una posibilidad. Asegúrate de tener una toma de tierra o algún tipo de protección si el equipo ha sido usado recientemente.
POSICIÓN DEL ORDENADOR: Muchos usuarios no son conscientes de lo que puede llegar a afectar a la acumulación de suciedad la posición en la que descanse nuestro equipo normalmente. Un equipo correctamente ubicado tardará más en encontrarse con problemas que uno en una posición comprometida.
La recomendaciones a tener en cuenta son:
- Es preferible que tu equipo esté en una posición elevada y alejada del suelo. Si no podemos elevarlo, el uso de algún tipo de superficie supletoria puede ser de gran ayuda.
- En medida de lo posible, intentemos colocar el equipo sin que ninguna de sus salidas principales esté obstruida por alguna superficie, pues incentiva la acumulación de polvo.
- Intentad configurar vuestra entrada principal en una dirección lateral. Las entradas superiores o inferiores suelen favorecer la entrada de polvo.
