Descubren los efectos para la salud de las nanoparticulas presentes en una botella de agua
La presencia indeseada de plásticos, o al menos de restos minúsculos de estos materiales, es parte del día a día en cualquier parte del mundo y en los objetos más comunes.
Recientemente, una investigación de la Universidad de Columbia (EEUU), ha demostrado la presencia de nanoplásticos en botellas de agua embotellada. En concreto, el estudio prueba que en cada litro podría haber hasta un cuarto de millón de estos restos microscópicos de plástico.
Se trata de partículas minúsculas, con un tamaño más que invisible al ojo humano y de hasta decenas de veces más finas que un simple pelo, halladas en las botellas a través de una técnica llamada microscopía de dispersión estimulada Raman. Detrás de esta técnica se encuentra Wei Min, coautor del estudio.
El artículo prosigue explicando que esos nanoplásticos, de hasta una milmillonésima de metro, son tan insignificantes en su tamaño que pueden adentrarse en el torrente sanguíneo y llegar a órganos como el cerebro o a la placenta de las embarazadas. Lo que no puede aclarar aún el estudio es el efecto que pueden llegar a causar estos plásticos invisibles y presentes en objetos de uso cotidiano.
No obstante, otro estudio publicado por eBioMedicine se advierte de la multiplicidad de pruebas que sugieren que la exposición a microplásticos y nanoplásticos puede tener efectos negativos en distintos órganos humanos.
De entre ellos, se ha hallado con mayor frecuencia el llamado PET, (tereftalato de polietileno), el material del que suelen estar hechas las botellas de plástico. Según los investigadores, cuando las botellas se manipulan, se abren y cierran o simplemente cuando se calientan pueden desprender mínimas porciones de este material.
Los autores del estudio quieren utilizar su técnica para analizar también el agua del grifo, donde, en una concentración mucho menor que en el agua embotellada, también se han encontrado microplásticos.
«Se habían desarrollado métodos para ver nanopartículas, pero no se sabía qué se estaba mirando», explica Naixin Qian, coautor del estudio, que reconoce haber podido observar las cantidades de nanopartículas de siete tipos de plásticos ordinarios y contarlas individualmente, un porcentaje que se cree muy leve de todos los restos de plásticos que podrían circular.