Dos de cada tres consumidores prefieren usar soluciones sin contacto
La crisis de la pandemia de la COVID-19 ha cambiado nuestra percepción sobre lo que es saludable y seguro. Mantener las distancias y evitar el contacto pasa ser un hábito. Preferimos usar soluciones no táctiles en transacciones diarias, y esto obliga a empresas e instituciones a adaptar la experiencia de usuario a ciudadanos, trabajadores y clientes. Así, tecnologías como el eye-tracking, el reconocimiento facial o la gestión por voz han ganado especial importancia durante el último año.
De hecho, a nivel mundial, el 77 % de los consumidores piensa que el uso de interfaces touchless o soluciones sin contacto crecerá para evitar el contacto físico, y el 62 % cree que la tendencia continuará cuando haya pasado la pandemia*. “Donde más está creciendo el mercado del touchless en la actualidad es en los sectores de sanidad, automoción, robótica e industria 4.0, neuromarketing, videojuegos y entretenimiento, electrónica de consumo o en privacidad”, declara Eduardo Jáuregui, CEO de Irisbond.
Tal es el caso que, hoy en día, el 52 % de los consumidores durante la pandemia prefieren que la identificación personal se haga mediante el reconocimiento facial, y el 66 % prefieren usar sus aplicaciones móviles en sitios como tiendas físicas, sucursales bancarias, en lugar de las alternativas táctiles**.
“El uso de las tecnologías touchless está en vías de tener una aplicación extensiva a todo tipo de sectores, tanto para uso profesional como para el ciudadano de a pie. Si bien ahora estamos viendo soluciones sin contacto centradas en alguna de las opciones biométricas, desde Irisbond vaticinamos que en el futuro integrarán todas o varias de ellas a fin de dar total libertad de interacción al usuario, haciéndolas más inclusivas y naturales”, afirma el fundador y CEO de Irisbond.
No es de extrañar, por tanto, que se estime que el mercado touchless alcance una facturación de 13.000 millones de euros en 2025 y que el 50 % de las aplicaciones incluyan, al menos, un tipo de experiencias touchless como la mirada, la voz, los gestos o la realidad virtual o realidad aumentada en dos años.