Desde hace unos meses, todo está más caro. El precio de la energía no para de subir y sus efectos ya se notan en la factura de la luz y en la cesta de la compra. Pero podría ser peor. El año que viene, más de la mitad de las empresas españolas subirán el precio de sus productos.

Según una encuesta publicada por el Banco de España, 6 de cada 10 empresas (60%) prevén elevar sus precios a lo largo del próximo año, mientras que un 30% ya los ha subido. 

Crisis de desabastecimiento, problemas logísticos, alza del precio de la energía y de las materias primas…Las compañías llevan meses batiéndose en cada vez más frentes. La consecuencia es que cada vez cuesta más dinero producir lo mismo. 

«Desde el lanzamiento de la encuesta, las compañías españolas vienen percibiendo un progresivo encarecimiento de sus consumos intermedios», señala el informe. Concretamente, el 74% de las empresas declaran haber observado un aumento en sus consumos.

A esto se suma que casi dos tercios anticipan incrementos de sus costes laborales en 2022, según el documento. De hecho, aunque el empleo ya se sitúa un 3,1% por debajo de los niveles precrisis, en facturación las empresas todavía están un 6,2% por debajo.

«Hasta ahora el incremento en los costes lo han absorbido las empresas vía márgenes», explica Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research.

Esto se refleja en que las subidas de los precios de venta «siguen siendo inferiores a los observados en el coste de los consumos intermedios, lo que apuntaría a una compresión de los márgenes empresariales«, confirma el Banco de España.

El problema es que, tras meses de subidas, las compañías empiezan a quedarse sin márgenes que recortar, por lo que no tendrían más remedio que repercutir el aumento de costes en el precio final de los productos y, como consecuencia, en el consumidor.

Sobre todo porque, por lo pronto, no se espera que la inflación vaya a detener su ascenso imparable. El 77,6% de las compañías encuestadas prevén incrementos adicionales en el coste de los productos intermedios que demandan a lo largo del año que viene. 

«De estos resultados se desprende que las empresas consideran que las actuales presiones de costes de sus consumos intermedios tendrán un carácter relativamente persistente», añade el informe.

Esta situación está llevando a las compañías a un mayor pesimismo: a diferencia de lo que se desprendía de encuestas pasadas, las empresas no anticipan una mejoría adicional para el próximo trimestre. 

En concreto, la proporción de empresas que esperan que su actividad aumente en el primer trimestre del año próximo se sitúa en el entorno del 30%, unos 5 puntos porcentuales por debajo de finales de 2021.

La crisis de suministros golpea al doble de empresas

Al encarecimiento de los costes de producción se suma la crisis de desabastecimiento que sufren las compañías. 

La falta de suministros necesarios para fabricar está provocando que las empresas sufran. No es que no tengan capacidad de producir, sino que les faltan los materiales para poder hacerlo. Al mismo tiempo, la demanda no deja de aumentar. Un cóctel letal que lleva al aumento de los precios finales de los productos.

El Banco de España alerta de que más del 30% de las empresas encuestadas declaran que las dificultades de suministro han tenido un impacto negativo sobre su actividad reciente (el doble que en el trimestre anterior).

Este efecto negativo castiga especialmente a la industria manufacturera y al comercio. De hecho, más de la mitad de las empresas manufactureras lo sufre.