Tras las restricciones, consumimos tan poco combustible como hace 30 años
El consumo de productos petrolíferos en España durante la primera mitad de 2020 se ha derrumbado a su nivel más bajo desde 1991, según las cifras recopiladas por la agencia estatal Cores.
El gasto de gasolinas, gasóleos, querosenos, fuelóleos, GLP y otros derivados del crudo ascendió a más de 23,3 millones de toneladas entre enero y junio de este año, una cifra un 22% inferior a los casi 30 millones de toneladas consumidas en el mismo periodo del año anterior.
Para encontrar un gasto de productos petrolíferos inferior al de 2020, hay que retroceder casi tres décadas (1991), cuando el PIB nacional no era ni la mitad del actual. La severa caída se debe fundamentalmente a las restricciones impuestas a la movilidad bajo el estado de alarma para tratar de frenar la propagación del covid-19.
Mínimo en un mes desde 1984
Esto se ha notado especialmente en el derrumbe del consumo en abril. Los 2,8 millones de toneladas es la cifra más baja para un mes desde septiembre de 1984. Ese dato se produjo con las medidas de confinamiento e hibernación de la actividad económica más estrictas. En mayo y junio, ya con la desescalada hacia la nueva normalidad, los consumos repuntaron, aunque aún están lejos de los gastos que venían dándose antes de que se decretara el estado de alarma.
Este fuerte retroceso ha sido especialmente acusado en el caso de los querosenos, el combustible que utilizan los aviones. Los consumos han caído más del 90% entre abril y junio de 2020 con respecto al mismo periodo de 2019.
También se ha notado con fuerza la caída esos meses de la gasolina, el combustible utilizado sobre todo en vehículos particulares. El hundimiento ha rondado el 70%. La caída más acusada en términos absolutos es la del gasóleo. Sin embargo, en términos relativos retrocede menos, dado que todo el transporte profesional contemplado entre los servicios mínimos ha contribuido a mantenerse más que los anteriores.
La caída del consumo de productos derivados del petróleo es muy superior a la de la economía, lo que demuestra que la actividad está cada vez menos relacionada con este bien energético. Cada vez existen más alternativas que permiten una movilidad y un uso térmico más sostenibles. Además de vehículos alternativos, la explosión del teletrabajo durante el periodo de confinamiento ha permitido mantener una gran parte de la actividad sin realizar desplazamientos, lo que contribuye con fuerza al menor consumo de combustibles fósiles.
No obstante, las nuevas restricciones —cada vez más extendidas por el aumento de casos por los rebrotes— suponen una fuerte amenaza para la movilidad en los próximos meses, lo que puede castigar aún más la economía española.
Por todo ello, la crisis del coronavirus está siendo especialmente dura para aquellas empresas cuyo negocio está más relacionado con el crudo. En este sentido, las grandes multinacionales petroleras han presentado fuertes pérdidas en el primer semestre de 2020. Gran parte de estos números rojos viene de la devaluación de sus activos. Dicho de otro modo, están pronosticando que sus bienes petrolíferos valen menos de lo que estiman hasta ahora. Máxime con la fuerte caída de precios de esta materia prima a nivel mundial en los últimos meses.
Todas estas transformaciones han llevado a que firmas como Cepsa vean en gigantes tecnológicos como Google, Apple o Tesla una amenaza para su negocio. Por ello, todas las grandes petroleras, sobre todo en Europa, están tratando de cambiar su negocio hacia otro tipo de alternativas energéticas más sostenibles, dadas las restricciones cada vez más importantes que están imponiendo las distintas administraciones por razones medioambientales. No hay que olvidar que uno de los descubrimientos del confinamiento fue que se registró una mejora radical de la calidad del aire en las ciudades por el menor uso de combustibles fósiles.