El consumo de las familias sigue por debajo del nivel prepandemia salvo en hogares encabezados por mayores
Las familias españolas consumen menos de media por hogar que antes de la pandemia a pesar de que su renta disponible bruta ha crecido en el país por el mantenimiento del empleo y la mejora de los salarios, con la única excepción de los hogares que están encabezados por personas mayores de 65 años, que sí consumen más ahora que en 2019.
Así lo constata el Banco de España en un apéndice específico sobre consumo del informe sobre proyecciones macroeconómicas presentado este martes, en el que especifica que esta brecha en el nivel de consumo con el nivel precio al covid-19 se explica principalmente porque compramos menos bienes duraderos y semiduraderos, como por ejemplo automóviles (lo que más ha caído) o ropa y calzado. El dinero que ya no destinamos a la adquisición de este tipo de producto no se destina a otros, sino que se ahorra.
Sólo los hogares en los que el sustentador principal es de edad avanzada (más de 65 años, lo que implica que en la mayoría de los casos será pensionista y ya no estará empleado) se han recuperado los niveles de consumo previos a la pandemia. «En 2023, el consumo promedio seguía por debajo del nivel prepandemia para todos los grupos de edad, aunque con más intensidad para los grupos de edad intermedia (de 35 a 55 años) y la única excepción de hogares cuyo sustentador principal tiene más de 65 años, cuyo consumo estaba un 2% por encima del nivel prepandemia«, explica Carlos Thomas, director general adjunto de Economía e Investigación del supervisor.
Hay dos razones que explican por qué los pensionistas han incrementado su consumo, mientras el resto están gastando menos de media. La primera es que son, por detrás de los jóvenes de menos de 35 años, los que más han visto incrementados sus ingresos reales, gracias a la subida de las pensiones que los ha blindado de perder poder adquisitivo ante la inflación. En el caso de los más jóvenes esta ganancia ha podido estar determinada por la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
En segundo lugar, las personas mayores son las que destinan una mayor proporción de su consumo total a los bienes de primera necesidad (alimentación y gastos de vivienda), de ahí que han tenido menos margen para reducirlo ante la ola inflacionista que aquellos que destinan buena parte del mismo al ocio y bienes de otro tipo.
Esta última razón explica también por qué los hogares del primer cuartil de renta (el cuarto de hogares que tiene menos ingresos) son los que menos han reducido su consumo respecto a 2019, mientras que los de rentas más altas son los que presentan una brecha mayor, ya que su consumo está entre un 3% y un 4% por debajo del nivel prepandemia. En el Banco de España reconocen la sorpresa ante este comportamiento, que parece común a otros países europeos. Si las rentas altas hubieran mantenido su ritmo de consumo, la media de gasto por hogar habría recuperado los niveles de 2019.
El Banco de España también analiza el consumo en función de si los hogares son de nacionalidad española o extranjera, detectando que los procedentes de otros países son los que más han retraído su consumo (está casi un 6% por debajo del nivel precovid, mientras que en los españoles la brecha es inferior al 2%). Al haber incrementado su peso sobre el total de la población han contribuido así a la debilidad del consumo medio por hogar.
«Su menor consumo se refleja también en más ahorro y lo están destinando a distintos usos. Uno de ellos es el envío de remesas a sus países. Es lógico que el total de remesas enviadas haya subido porque hay ahora más inmigrantes en el país, pero es que también ha subido en términos per cápita», apuntan, lo que supone que de media cada extranjero envía más dinero al exterior.
En cuanto al régimen de vivienda, el consumo de aquellos que son propietarios y están pagando una hipoteca es el que presenta una mayor brecha con los niveles prepandemia -por el impacto de la subida de tipos en sus cuotas y en su renta disponible-, seguidos por los que pagan un alquiler. Los propietarios que ya tienen la vivienda pagada son los que más han podido incrementar su consumo tras el covid.