La importancia de la trazabilidad de los productos pesqueros en la UE
Es un día de enero, ideal para la pesca, en la ría de Vigo, en Galicia. José Manuel Sotelo Durán pasa la mayor parte del tiempo en el barco, con sus compañeros, realizando el trabajo que heredó de su padre y su abuelo. Mientras captura pulpos, una especialidad local muy popular, el pescador toma notas detalladas en su cuaderno de bitácora.
«Anotamos cuándo salimos al mar, cuándo volvemos y qué pescamos. Eso es importante porque los recursos del mar son limitados y hay que controlarlos».
El cuaderno de bitácora del barco inicia una compleja cadena de información que no se romperá hasta que la captura llegue al plato del consumidor. La precisión es importante. A veces, los guardacostas locales inspeccionan los barcos de pesca, comprobando los cuadernos de bitácora.
«Te retiran la licencia en caso de reincidencia. Tendrás que pagar multas cada vez mayores. A mí solamente me multaron una vez, cuando olvidé el cuaderno de bitácora por error».
De vuelta al puerto, los pescadores introducen la información en un sistema digital. Sus datos ayudan a controlar la presión pesquera sobre las especies comerciales.
El flujo de información continúa mientras el pescado se pone a la venta en la sala de subastas. En el puerto de Vigo, todas las operaciones se registran en una base de datos transparente y accesible para las autoridades. Esto garantiza que, solamente las capturas legales, puedan salir al mercado.
«Aquí, todo el pescado se clasifica por especies y por tamaños. Luego se lava con agua de mar limpia y tratada con ozono y se pone en hielo fresco. El último paso es la impresión de las etiquetas de identificación que se exhibirán con los productos hasta su venta».