La UE reduce sus emisiones de gases de efecto invernadero con un importante impacto para la salud
Europa se ha embarcado en los últimos años en la lucha contra las emisiones de gases de efecto invernadero, pues tienen un altísimo impacto en nuestra salud. Tanto es así que se encuentra inmersa en la consecución del Pacto Verde Europeo y se ha creado además la Ley Europea del Clima para luchar contra las emisiones que dañan nuestro planeta, el aire que respiramos, y, con ello, la salud pública. No obstante, ¿están mejorando los datos de emisiones con estas nuevas medidas?
Lo cierto es que, a nivel europeo, todos los principales sectores emisores a excepción del transporte, han reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero. Así lo ha dado a conocer este lunes la entidad ‘Eurostat’, que además ha puesto en valor el papel de la mejora de la eficiencia energética y los cambios en los combustibles como impulsores de esta reducción. Una reducción que encierra una gran importancia, pues estos gases son muy nocivos para la salud humana, especialmente en lo que a enfermedades respiratorias se refiere.
Más concretamente, observamos que la tendencia en las emisiones ha sido descendente en las últimas tres décadas. Así, en el año 2022, las emisiones totales de gases de efecto invernadero alcanzaron las 3.480 millones de toneladas de CO2. Una gran reducción si tenemos en cuenta las 4.920 millones de toneladas de 1990. En detalle, la bajada sería de hasta 1.440 millones de toneladas, es decir, un 29,2% menos.
Cabe recordar la extraordinaria reducción que se produjo en el año 2020 a causa de la pandemia de la Covid-19, que vino seguida de un aumento en el 2021 acorde a la tendencia de los anteriores años. Ya en 2022 los niveles han seguido disminuyendo en esta línea. Por ahora, los objetivos de cara al 2030 serían reducir todavía más esta cifra hasta el 55% con respecto a 1990, pero el anterior objetivo (un 20% menos para 2020) ya se cumplió en el año 2018.
Se hace además un especial hincapié en que estas reducciones no han venido de la mano de un decrecimiento económico. Ejemplo de ello sería el crecimiento anual del PIB, que en las últimas décadas sería del 1,7%. La población también ha aumentado, aunque en menor medida, en un 0,2%.
Por el lado de las emisiones, sin embargo, vemos una reducción media de un 1,2% anual. La explicación podría ser un aumento de la eficiencia, y es que, “debe haber habido cambios en la forma en que se llevaban a cabo estas actividades humanas, de modo que incluso con un crecimiento económico casi continuo y un aumento de la población, las emisiones de gases de efecto invernadero se están reduciendo”, se comenta desde la UE.
La innovación puede ser clave en la reducción de emisiones, especialmente en algunos sectores económicos. Además, dentro de estos sectores, si nos preguntamos cuál es el nivel de emisiones, vemos que unas tres cuartas partes se deben a la quema de combustibles, bien sea para generar electricidad y calor (industrias energéticas); para fabricar bienes y construir edificios e infraestructuras (industrias manufactureras y construcción); para calentar edificios y agua (hogares, comercio); y para trasladar mercancías y personas (transporte).
La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero son, en definitiva, una buena noticia para la salud de la población, pero el sector sanitario tiene un importante papel en estas emisiones. Y es que, tal y como apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS), deben realizarse inversiones para «ecologizar» los centros sanitarios con el uso de paneles solares, equipos de eficiencia energética y gestión de residuos.
No en vano, las emisiones continúan agravando problemas como el asma u otras enfermedades respiratorias alérgicas, que se ven afectadas por la exposición a los aeroalérgenos. Además, estos gases aumentan la mortalidad cardiopulmonar por la presencia de partículas y la alta concentración atmosférica de un ozono muy tóxico.