De solo mirarlos, a muchos se les revolvería el estómago. Pero hay quienes, con menos prejuicios, y sabiendo que los insectos son un hábito alimenticio muy extendido en algunas culturas, no se lo pensarían dos veces. Sobre todo después de que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria haya declarado que el conocido como gusano de la harina es seguro para el consumo humano. El secreto, según sus criadores, están en saber cocinarlos.

«La clave está en hacer una buena comida que sepa bien. Creo que para la gente es muy importante que cuando coma una hamburguesa con gusanos de la harina esté buena», señala Lies Hackelbracht, Dueña de la empresa de insectos TorRoyal.

La sustitución de las fuentes tradicionales de proteínas animales por insectos también tiene ventajas medioambientales, como una huella de carbono mucho menor.

«Cuando seamos 9.000 millones de personas en el mundo no habrá carne para todos por lo que tendremos que buscar otras posibilidades que contengan proteínas, como las plantas, pero también los insectos», añade Lies Hackelbracht.

Pero los gusanos de la harina no son los únicos insectos aptos para el consumo humano. En esta granja de insectos de Bélgica se cultivan otros bichitos, como grillos y langostas. Por el momento, solo pueden comerlos los animales. Pero el propietario de esta empresa cree que el mercado está listo. Lo único que falta es respaldo legislativo para ponerlos en el plato.

«Creo que en un par de años crecerá su consumo, sobre todo sabiendo que empieza a existir una legislación sobre el tema, que antes no existía. Estamos cada vez más cerca de popularizar los insectos».