Lluvia de plásticos: lo invaden todo a nuestro alrededor
El plástico se ha convertido en el problema de contaminación más grave del planeta. La Organización de las Naciones Unidas advierte desde hace tiempo de la amenaza que suponen los millones de toneladas de plásticos que cada año vertemos al medio ambiente.
Según los cálculos de la ONU, cada minuto se compran un millón de botellas de plástico y se consumen 500.000 millones de bolsas cada año. Como consecuencia, toneladas de residuos plásticos acaban en los mares y océanos, afectando al ecosistema marino. Esta situación se ha agravado por culpa de la pandemia, con el uso de miles de millones de mascarillas y guantes desechables en todo el mundo.
Lo más peligroso de estos desechos no son los grandes residuos sino los microplásticos, partículas diminutas más pequeñas que un grano de arroz que son muy difíciles de eliminar y pueden incluso introducirse en el organismo de algunos seres vivos. Ahora, los científicos han descubierto que estos residuos también han llegado a la atmósfera.
Una investigación publicada en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos demuestra que gran parte de los microplásticos que se encuentran en la atmósfera proceden de residuos plásticos producidos en tierra, sobre todo en las carreteras, debido al desgaste de los neumáticos y la contaminación de los vehículos.
Después estas partículas siguen un ciclo que va de la tierra al mar y del mar a la atmósfera, igual que pasa con el ciclo del agua. De este modo, en muchas partes del mundo ya se ha observado una lluvia de microplásticos.
Por otro lado, un estudio publicado por la revista científica Nature indica que la contaminación atmosférica en la India está agravada por la presencia de microplásticos en el aire. En las grandes ciudades, donde vive más gente y se generan más residuos, hay una masa de aire contaminado llamada “boina tóxica” que cubre la zona de forma permanente, convirtiéndose en un grave problema de salud pública.
India es el segundo país más poblado del planeta y, como consecuencia, también es uno de los más contaminantes del mundo. Los niveles de contaminación en el aire superan a menudo los límites de seguridad, lo que obliga a las autoridades a cerrar escuelas y centros públicos.
El origen del plástico
El plástico es un material barato y muy fácil de trabajar, que se encuentra en casi todos los aspectos de nuestra vida: ropa, calzado, material escolar y de oficina, envoltorios de comida, objetos de cocina, muebles, juguetes, dispositivos electrónicos, vehículos… ¡Es difícil no encontrar algo de plástico a nuestro alrededor!
Los primeros plásticos surgieron en un laboratorio a mediados del siglo XIX, aunque no empezaron a fabricarse en serie hasta principios del siglo XX. La baquelita, creada en 1907 por el químico Leo Baekeland, se considera el primer plástico sintético que se utilizó a nivel industrial.
La invención del plástico revolucionó la forma de fabricar productos y también cambió nuestra forma de consumir. De pronto apareció el concepto de “desechable”: el plástico no era tan duradero como el metal, el vidrio o la madera, pero era mucho más fácil de producir y, si se rompía, podía reemplazarse fácilmente.
A día de hoy, la mayoría de productos ya no se hacen ni se compran para que duren mucho tiempo. El problema es que el consumo de plásticos va asociado a una gran cantidad de residuos: desde que se inventaron los primeros materiales, el ser humano ha producido más de 8.000 millones de toneladas de residuos en todo el mundo.
¿Vivir sin plástico?
Ante este grave problema, en los últimos años han surgido varias iniciativas para reducir el consumo de plástico y reconvertir los residuos.
Científicos de todo el mundo trabajan para dar un nuevo uso a los residuos plásticos. A día de hoy, estos materiales se utilizan para fabricar telas impermeables, suelas de zapatillas deportivas e incluso para pavimentar las carreteras. Los plásticos más duros también sirven para hacer mobiliario urbano o casas prefabricadas.
Una de las acciones más importantes nos implica a nosotros y a nuestro estilo de vida: se trata de reducir los plásticos de un solo uso. ¿Cómo? Yendo a comprar con una bolsa de tela o tote bag para no tener que pedir una en la tienda, tener un botella de vidrio para rellenar en vez de comprar botellas de plástico, llevar tu propia comida en un tupper o fiambrera para no tener que comprar alimentos en envases desechables…
También es importante cambiar nuestros hábitos y consumir con conciencia: comprar a granel en tiendas del barrio en lugar de grandes superficies, leer las etiquetas para comprobar el origen de los productos, invertir en productos un poco más caros pero más duraderos… Cada pequeño gesto cuenta y, si todos nos unimos, el cambio tendrá un efecto real sobre la salud del planeta.