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España es la gran economía de la UE en la que más se usa el efectivo para pequeñas compras

El menor uso del efectivo es uno de los temas polémicos, con defensores y detractores, que se ha agudizado con la pandemia. Los bancos comerciales empujan a reducir el uso porque la tarjeta tiene menos gastos, mientras que los bancos centrales y las empresas de transporte de efectivo consideran que manejar billetes y monedas es un derecho del que no se puede privar a los ciudadanos.

El hecho es que los consumidores de la zona del euro prefieren cada vez más las tarjetas para los pagos minoristas en persona, “pero el efectivo siguió siendo el instrumento más utilizado a finales de 2019″, según los datos publicados este miércoles por el Banco Central Europeo (BCE). Según la encuesta, los españoles son los que más utilizan el efectivo para las pequeñas compras en porcentaje, con la excepción de Malta y Chipre. Los cálculos del banco central indican que movieron el 66% del valor de las operaciones, en billetes de euro, frente al 48% que hicieron los europeos de media. Con la tarjeta se pagó el 15% de las compras, frente al 24% que la usaron en la zona euro.

En cuanto al número de operaciones, es decir, cuántas veces usaron un sistema u otro, la encuesta oficial dice que en 2019 el 83% de las operaciones minoristas en el punto de venta (comercios) y entre personas en España se hicieron con billetes, frente al 73% de media en la zona euro el año pasado. El uso de la tarjeta fue del 15% de las pequeñas transacciones españolas frente al 24% de Europa.

Estos datos indican que en España existe más uso de monedas y billetes, lo que facilita la economía sumergida, aunque se usan más cuanto más pequeñas son las compras.

Las cifras media de la UE del estudio indican un descenso de cinco puntos en el uso de los billetes, ya que en 2016 se usó efectivo en Europa en el 79% de las ocasiones, moviendo el 54% en términos de importe, asegura el BCE. En España, desde 2016 a 2019 ha caído un 4% el número de operaciones con billetes y un 2,5% el valor de las mismas.

El problema de este informes es que se realizó antes de la pandemia. Por eso, para entender el posible impacto del virus en los hábitos de pago de los consumidores, el BCE complementó su estudio de 2019 con una encuesta específica llevada a cabo en julio de 2020. El resultado fue que “cuatro de cada diez participantes indicaron que utilizaban el efectivo con menor frecuencia desde el inicio de la pandemia”.

Cuando se preguntó a los usuarios por qué cambiaron de forma de pago en la pandemia, la mayoría dijo que porque los sistemas electrónicos les parecían los más convenientes. La segunda razón más mencionada fue el temor a que exista riesgo de infección de los billetes, que lo apuntaron el 38% de los encuestados. Esta proporción fue particularmente alta en España y Portugal (por encima del 50%), según el BCE. Por esta razón, el banco central tiene dudas sobre si algunos ciudadanos volverán a usar el efectivo cuando pase la pandemia.

El organismo dirigido por Christine Lagarde considera que aunque la mayoría de los encuestados incluidos en esta categoría esperaba seguir con esta práctica después de la pandemia, el impacto a largo plazo en los hábitos de pago es aún incierto. “La libertad de los consumidores para elegir su método de pago es primordial para nosotros. Por ello tratamos de asegurar que el efectivo sea aceptado, y esté disponible, en cualquier lugar de la zona euro, a la vez que promovemos la innovación en materia de pagos digitales, incluso en nuestros trabajos relacionados con la posible emisión de un euro digital”, ha señalado en una nota el miembro del Comité Ejecutivo Fabio Panetta.

Por otro lado, entre 2016 y 2019, el uso de tarjetas para pagos minoristas en persona aumentó en cinco puntos porcentuales, del 19% al 24% (41% en términos de importe). Casi cuatro de cada diez operaciones con tarjeta se efectuaron utilizando tecnología sin contacto en 2019. En sus compras a través de Internet, los adultos de la zona euro pagaron principalmente con tarjeta (49% de las operaciones) y una de cada cuatro operaciones online se realizó mediante soluciones de pago electrónico. Cuatro de cada diez facturas se abonaron mediante adeudo directo y dos de cada diez, mediante transferencia, según los datos del BCE.

Los trabajos de campo para este estudio se realizaron entre mediados de marzo y mediados de diciembre de 2019 a un total de 41.155 encuestados de diecisiete países de la zona euro, y se registraron sus operaciones diariamente en diarios de pagos.

Por otro lado, el último informe emitido por el Banco Internacional de Pagos alerta del riesgo de limitar el efectivo y no garantizar su libre acceso a la población. En su opinión “es necesario reforzar la confianza en el efectivo y los bancos centrales se están comunicando activamente para instar a que se siga aceptando el efectivo”. En muchas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, donde las autoridades han pedido recientemente un mayor uso de los pagos digitales, pero el Banco advierte que “el acceso a tales alternativas está lejos de ser universal”.

La institución apunta que los desarrollos futuros podrían acelerar el cambio hacia los pagos digitales. “Esto podría abrir una brecha en el acceso a los instrumentos de pago y afectar negativamente a los usuarios mayores y no bancarizados, el consumidor vulnerable”. Y las cita; las personas mayores, habitantes de zonas rurales o personas con escasos niveles de renta que no se pueden permitir tener una cuenta bancaria.

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